Galletas con forma de estrella

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     —Muchas gracias.

—Es mi trabajo.

Aun así Seokjin rió levemente tras pasar sus pertenencias sobre el escritorio de recepción, entonces la secretaria guardó la mochila mientras el joven escribió su nombre con una escritura clara y entendible. Apenas terminó vio que ella le ofrecía el pequeño (y nuevo) gafete con el número de la casilla donde se encontrarían sus cosas.

—¿Es nuevo?

Lo quitó antes de que lo tomara, esperando a que le escuchara antes de dárselo —Sí, debes cuidarlo, Seokjin.

Asintió.

» Si no, no podrás recuperar tus pertenencias. —inevitablemente el joven soltó una pequeña risa, creyendo que de verdad se tomaba demasiado en serio ese trabajo. Igual ya no sentía que cada cosa que le dijera fuera una amenaza, su tono de voz era muy diferente, más suave y bajo.

—Cuidaré bien del gafete —finalmente se lo dio a lo que se lo colocó en seguida, acomodando el cordón debajo del cuello de la camiseta del uniforme—, ¿Cómo me queda?

Ella realmente no supo que responder » Oh, quería darle esto. —había hecho junto a su madre galletas para los niños, pero aprovechando la ocasión se aseguró de hacer al menos 10 para su novio, embolsándose unas 3 que sobraron para dárselas a la secretaria en agradecimiento por ser más comprensiva con ambos y por guardarles el secreto. La vio parpadear sorprendida cuando le ofreció la pequeña bolsa de celofán con 3 galletas dentro con forma de estrella, terminando por adornar con un listón tinto asegurando.

Agradeció en un susurro, dedicándole una sonrisa a Seokjin que compartió mientras abrazaba sus cuadernos y la colorera, ocultando con esa bolsa el tupper con más galletas que eran específicamente para su novio (a menos que quisiera compartirlas con él, entonces no se quejaría).

La misma silla le recibió junto a la misma mesa que ya había marcado un día por el aburrimiento en una esquina con sus iniciales, no era una firma original si comparaba con el resto pero al menos ahí estaba. La más genial en su opinión era la silueta de un perrito... o una vaca, no sabía.

Sólo dejó un cuaderno a cuidar su lugar, tomó su libro, colorera y tupper consigo para ir a buscar a su novio entre los pasillos pues el carrito no estaba en su lugar y a la vista no se encontraba Namjoon. Iba caminando emocionado, pues la última vez que se vieron y hablaron fue en esa madrugada luego de la fiesta, después no pudo contactarse con él al llamar a su casa. Nadie contesto en sus tres intentos en diferentes momentos del día.

No era algo que particularmente le preocupara, sabía que había cientos de razones por las que no atendería el teléfono. Sin embargo considero que sí había que preocuparse cuando encontró a su novio lucir tan decaído, a pesar de encontrárselo dándole la espalda.

No había un suave tarareo ni se levantaba erguido, sino que se movía lenta y tímidamente con un solo libro en mano, estaba justo en frente de dónde debería de ir pero no lo ponía en su lugar, parecía pensarlo demasiado. Y eso que sólo se encontraban en el área de libros de recetas de cocina, no había mucha variedad en la biblioteca » ¿Namjoon?

Su tono de voz fue bajo y suave, ni siquiera se había acercado pero aún así se asustó tanto que dejó caer el libro y se giró rápidamente, con sus ojos viéndose parecidos a los de un cordero espantado, en alerta e inseguros. Miró una y otra vez detrás de Seokjin y al otro lado del pasillo, queriendo confirmar que nadie más se encontraba con ellos » ¿Estás bi-

—Hyung, no puedes estar aquí.

Le dolió más de lo que debería, o tal vez justo lo necesario para hacer que su emoción por ver a su novio se apagara gradualmente —¿Qué dices?

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora