Brillo

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     Aunque ya no tuviera la enorme y asfixiante presión del examen de ingreso para la universidad, mientras esperaba por su resultado, seguía yendo a clases, estudiando para las materias y realizando sus tareas, mismas que eran el perfecto pretexto para estar en la biblioteca sin aburrirse mientras esperaba a que su novio saliera del trabajo, también ayudaba como pretexto para cuándo su familia le preguntaba qué tanto hacía fuera de casa las tardes que no cuidaba a sus primos. Excusa que bueno, no creían del todo.

Con su pie moviéndose en el suelo, pegándole rítmicamente a la pata de su silla, intentaba leer con atención una página del libro del que tenía que hacer un ensayo, lo suficientemente concentrado como para no notar al joven de gafas que le miraba sentado en el mismo banco que ocupaba cuando le vio por primera vez entrar a la biblioteca.

El tiempo volaba, y no podía creer que ya tenían varias semanas cumplidas como novios.

Casi suspiró en voz alta al ver que Seokjin se revolvió su cabello, luciendo verdaderamente atractivo —Namjoon —pero esa voz le distrajo de admirar a su novio—, los libros se te están juntando.

La secretaria dejó ruidosamente algunos en el carrito, mostrándole que ya eran varios lo que estaba acumulándose.

—Lo haré enseguida. —aseguró poniéndose de pie.

—Si ya comenzaste a recibir un pago, por más mínimo que sea, cumple con tu labor. Ya te comprometiste con nosotros, haz tu trabajo sin distraerte.

Asintió hacia la mujer, bajándose rápido de la silla para comenzar a guardar los libros, convencido de que así podría entretenerse un momento y que el tiempo pasará más rápido. Pasando ordenadamente de izquierda a derecha, ya siendo mucho más ágil, fue capaz de llevar hasta siete libros en un solo brazo, el otro usándolo para meterlos en su espacio correspondiente. El último libro que quedó en su mano, sobre economía, llamó su atención por una parte de la portada que estaba rota, lo que le hizo suspirar. No fue su culpa claramente, pero ya sabía que iban a mirarle como culpable cuando diera la noticia. No tuvo más remedio que abrazarlo y llevarlo a uno de los escritorios para más tarde llevarlo a la oficina de su hyung.

Luego de dejarlo boca abajo por la portada en el escritorio, confirmó que de sus compañeros de trabajo nadie le miraba, así que emprendió camino hacia el castaño que se frotaba los ojos cansado de la lectura, haciendo sentir algo mal a Namjoon por pensar en que le tenía ahí esperando por horas para caminar juntos un rato antes de que cada uno se fuera a su hogar. Se esforzaba en hacer más ligera la espera sentándose con él de ratos, llevándole alguna de las barritas integrales que ofrecía la máquina de galletas en la biblioteca, y siempre le daba notas, esas de verdad que no podían faltar.

De hecho sostuvo en sus manos el pequeño papel con cuatro dobleces, definitivamente no tan nervioso como la primera vez que se lo dio pero sí algo apenado. Con un carraspeo sutil llamó la atención del castaño al pararse a su lado, ocasionado que le mirara al levantar la cabeza, los dos sonriendo como acto natural ante la felicidad que burbujeaba en su estómago con sólo verse.

—Hola —dejó el libro en seguida, saludando a Namjoon como si no le hubiera visto y saludado desde que entró en la biblioteca, se cruzo de brazos y se apoyó en ellos luego de dar un vistazo rápido hacia atrás. No les miraba la secretaria—, ¿Te vas a sentar un ratito conmigo?

—Sí.

Eso hizo, y no dijo más en un principio, sólo dejó muy cuidadosamente la nota sobre la mesa, quedó cerca su mano así que con el dedo índice empujó un poco más la hoja, esperando a que Jin la tomará sin decirle nada. Por supuesto que es tierno y Seokjin se mordió el labio pidiéndose no mostrar una enorme sonrisa mientras tomó la nota y la sostuvo con sus dedos, aunque al tocarla recordó algo que ha pensado durante los últimos días y de lo que planeó hablar con su novio.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora