Algunos años atrás, un día que los resultados de sus exámenes fueron menores a 85 y que pensó que sus padres le sacarían de casa, Nam consideró huir de casa. Tenía 12, estaba avergonzado y caminó por las calles de Seúl lamentándose por no ser suficiente cuando encontró una heladería.
Entró planeando comer solo un poco, lo que le alcanzara, lo que no imaginó es que acabaría teniendo un gran amigo. Un empleado, de su edad de hecho, se acercó y se burló más de él señalando su cierre abajo, tan imprudente y ruidoso que el dueño, su propio tío, los mandó afuera, incluso a Namjoon quien solo se había mantenido frunciendo el ceño.
Ese día rió mucho, se dio cuenta de la tontería que iba a hacer y regresó a casa feliz, contándoles a sus padres de su nuevo amigo, quien sería su mejor amigo. Jackson Wang, un joven de nacionalidad china que tenía bastantes años viviendo en Corea, teniendo varios amigos pero ninguno tan cercano como se convertiría Namjoon. Su química era genial, no iban a la misma escuela, ni vivían cerca, pero se las arreglaban para verse seguido, al menos una vez a la semana.
Por ello, apenas se despidió de su hyung y del guardia de seguridad en la biblioteca, salió corriendo por las calles dirigiéndose al centro de la ciudad, ese que se encontraba a un par de cuadras. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, pues necesitaba apurarse debido a que faltaba poco para que el negocio cerrara.
Sentía ya el sudor deslizarse como pequeñas gotas en su sien, la camisa de su uniforme se pegaba a su espalda y de la cintura estaba su suéter amarrado, casi cayéndose debido al mal nudo que hizo.
Cuando llegó ajustándose el suéter, la campanita sonó al tiempo que un olor a chicle le recibió, eso y la sonrisa de la tía de su mejor amigo desde el mostrador -¡Namjoon! ¡Qué gusto! -interrumpió la limpieza del cristal para fijarse en el reloj de su muñeca, asombrándose- Llegaste algo tarde, ya vamos a cerrar.
-Vine para hablar con Jackson. -le dijo lo obvio acomodándose la mochila en su espalda.
Ella asintió volteando al interior de la heladería, sin tener tiempo a gritar cuando el muchacho salió casi corriendo, dejando su uniforme sobre una de las sillas altas del negocio -¡NAMJOONNIE!
El nombrado rió viendo al joven de cabellos negros correr a sus brazos, rodándolo con facilidad y levantándolo fácilmente del suelo -¡Jackson! -ese fue el dueño del negocio, el tío del chino mirándolo seriamente- ¡No se ha acabado tu turno y hay un baño que limpiar!
-¡Tíooooo! ¡Namjoonnie vino a verme! –abrazó con más fuerza al recién llegado, quien rió apenado tratando de empujar a su amigo para que se fuera a continuar con sus tareas.
Con dos sutiles golpes al cristal, la mujer llamó la atención de todos –Ya casi acababa, puedo yo terminarlo –se dirigió a los adolescentes-, ¿Quieren una paleta?
-¡Sí! –Jackson respondió por ambos, por los tres en realidad pues su tío se quedó con el "No, Jackson tiene que trabajar" atorado entre sus labios, mirando mal al adolescente que se acercó a su tía y le besó la mejilla con mucho cariño, haciéndola reír mientras sacaba del refrigerador dos paletas de diferentes colores- Gracias mami –otro detalle claro, Jackson le decía "mami" a la dulce hermana de su madre, ya que ella nunca pudo tener hijos y el muchacho era su adoración.
-¡Gracias señora Zhao!
-Quédense afuera, Jackson hoy te llevaremos a tu casa así que espera. –les dijo viendo al par de amigos salir del negocio dejando a la pareja de esposos solos. El hombre bufando algo molesto con su sobrino (a quien no podía despedir) que a su punto de vista estorbaba más que ayudar en su heladería- Y tú quita esa cara y termina de barrer, cada día te tardas más. –le dijo su mujer haciéndolo volver a quejarse.
ESTÁS LEYENDO
Cosas de Novios - Namjin
FanfictionTercera temporada "Cosas de padres". No podía ser solo una, ni dos, ni siquiera tres, muchas notas fueron dejadas entre las hojas de los libros que Seokjin leía, notas que Namjoon dejaba al chico que veía desde lejos mientras ayudaba en la bibliote...