Biblioteca

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     No hizo más que despedirse de sus compañeros en la puerta del salón antes de irse corriendo por el pasillo, como muchos otros, apresurándose a salir. Era la primera vez en semanas en la que se mostraba tan emocionado por irse de la escuela, estaba apurado, quería llegar cuanto antes a la biblioteca.

Junto a un montón, su bicicleta se encontraba protegida por un guardia que supervisa que cada alumno tomé la que es suya, Namjoon fue a sostener la bicicleta color tinto del manubrio azul para comenzar a sacarla de la escuela, montándose sobre ella hasta que se encontró en la calle.

Pedaleó alejándose de la escuela, del ruido de sus adolescentes uniformados, del desorden, avanzando por las calles pavimentadas, dirigiéndose más al centro de la ciudad lo cual le puso un tanto nervioso por tener que andar en calles donde los automóviles pasaban con mayor velocidad, aparte de tener más cuidado con los peatones.

Afortunadamente no tuvo que andar tanto tiempo, el camino no era tan largo.

Sin dejar de pedalear, vio a unas cuadras de distancia la inconfundible fachada del edificio blanco con una estatua fuera de ella, elegante, y en alto las inconfundibles letras de bronce anunciando el nombre de la famosa biblioteca. Estaba cerca de un centro universitario, así que la mayoría de sus visitantes eran jóvenes adultos, pero había claras excepciones como Namjoon, quien descubrió el lugar por recomendación de un maestro.

Sonrió, le gustaba mucho ese lugar, así que aceleró. Mala idea.

El fuerte pitido que recibió por pasarse una señal de alto (y casi ser arrollado) le hizo gritar y apurarse todavía más, impactándose de lleno con una cabina telefónica. Cayó al suelo, adolorido, escuchando unas exclamaciones de dolor y los múltiples pitidos del automóvil alejándose -¡Niño, ¿Estás bien?! –gritó un hombre acercándose, revisando al muchacho que tenía una clara expresión de dolor en su rostro.

-¡Ten más cuidado! –una mujer regañó tratando de ayudarle a ponerse de pie, pero lleno de vergüenza, Namjoon se levantó solo ignorando el dolor en sus brazos y pierna izquierda.

-¡Estoy bien, gracias por su preocupación!

Hizo una reverencia y aprovechó la posición para tomar el manubrio de su bicicleta, levantándola y llevándose la sorpresa de sentir que ahora pesaba mucho menos –Oh no. –oyó detrás de él así que miró a la bicicleta, notando que el manubrio se había separado del resto. Su rostro se cubrió completamente por una mueca de angustia, viendo venir el regaño que obtendría por haberle hecho eso a su bicicleta.

-Tiene arreglo, niño –alguien dijo levantando el resto de la bicicleta, quitándole el manubrio para ponerlo por su cuenta-. Deberás ir a que lo arreglen, de momento, no la uses a menos que quieras impactarte de nuevo.

-Gra-gracias.

Apenado, tomó su bicicleta y se marchó casi arrastrando los pies, cruzándose con cuidado la calle para llegar al otro lado y luego, subir por la rampa de la biblioteca hasta llegar frente a la puerta, encontrándose con el policía que le reconoció debido a sus constantes visitas en el pasado.

-¡Buen día! –le sonrió al menor, pero ese gesto se esfumó al ver el uniforme sucio, el codo sangrando por un raspón y la bicicleta dañada-, ¿Te encuentras bien, Namjoon?

-Vine a ver al maestro Park –susurró sin responder a la pregunta, luego carraspeó tratando de evitar la mirada que estaba fija en él-, ¿P-puedo dejar mi bicicleta aquí?

-Sabes que sí –decidió no preguntar más, después de todo, no parecía que Namjoon quisiera hablarle de eso. Apuntó con el mentón en donde podía dejarla, esperando a que la recargara contra la pared para luego apuntar al interior del edificio con su dedo pulgar-. Estaba en su oficina cuando llegué, pero puede que este acomodando los libros ahora, adelante.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora