Un deseo

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     Algunas mañanas después, en la casa de dos plantas donde unos niños ayudaban a su madre con un desayuno más elaborado y dulce del que acostumbraban, se disfrutaba del iniciar del día con un ambiente hogareño donde se respiraba el olor de los panqueques y se oían risas infantiles. Apenas se encontraban en las primeras semanas de las vacaciones de invierno, el frío invitaba a quedarse todo el día en casa a descansar, sin embargo por la fecha marcada en el calendario estaban dispuestos a hacer una excepción.

Subiendo por las escaleras encaminándose a la habitación que compartían sus hijos, la mujer ingresó tras tocar suavemente sin obtener respuesta más que un ligero rechinido de la puerta entreabierta. El mayor no se encontraba dentro, pues estaba duchándose, sin embargo pudo identificar a la perfección a Seokjin recostado aún envuelto en mantas azules.

Fue cuidadosa al recostarse detrás de su hijo menor quien se encontraba dándole la espalda, acobijado en posición fetal.

—Jinnie... —besó la parte trasera de su cabeza, donde la cabellera revuelta le picó la nariz. Sin respuesta aparente comenzó a darle suaves apretones en el hombro y a lo largo del brazo hasta antes del codo, casi como consuelo a la tristeza que se le notaba en el rostro a su hijo desde hace días.

» Feliz cumpleaños, mi niño~

Los parpados se levantaron con pesar, Jin abrió sus ojos tanto como se lo permitió el rostro ligeramente hinchado por el sueño de horas, recordando gracias a los cariños de su madre que oficialmente había cumplido un año más de vida. Preparó su sonrisa antes de removerse en su cama para ver el rostro de su madre, cuidadoso de no tirarla del colchón individual pese al poco espacio.

—Gracias.

Otro beso, ahora en su mejilla.

—¿Cómo te sientes?

Quiso hacerse el desentendido, tardando en responder al tallar su rostro.

—Bien, dormí bien omma.

—Yo sé que duermes bien, no tendrías un rostro tan bonito si no descansaras como corresponde —apretando una de sus mejillas, se sintió dichosa de hacer que su hijo riera—, ¿Tienes ganas de salir hoy?

Tras esa pregunta Seokjin fue capaz de mantener su sonrisa aunque fuera fingida, porque realmente le ponía mal el confirmar que su tristeza se notaba, y que su familia estuviera tan al pendiente de él. No podía culparlos, no después de que días antes terminara llorando en brazos de su madre rompiéndose al contarle lo asustado que estuvo huyendo de esos homofóbicos en la biblioteca, Unyong fue quien más molesto se notaba diciendo que iría a darle su merecido a ese bibliotecario junto a sus amigos por atreverse a maltratar así a la pareja (sobre todo a su hermanito) pero su padre fue más asertivo al hacerle ver que lo importante ahora era acompañar a Seokjin, recordarle que no estaba solo.

Ese lindo –y casi sofocante- apoyo tenía a Seokjin suspirando aún días después del suceso, lo agradecía, pero preferiría que no le estuvieran recordando lo mal que la estaba pasando y lo cuidadosos que eran con él apenas despertaba.

» ...Podríamos quedarnos aquí todo el día, y puedes invitar a tus amigos a comer, o a cenar.

—Quiero cenar rico, omma, podíamos cocinar juntos.

—Oww, claro mi niño.

Ambos giraron a ver la puerta cuando esta se abrió dejando entrar a Unyong con sólo una toalla cubriendo de su cintura para abajo. En seguida su madre bufó, sin creer que el sin vergüenza ya estuviera tan tranquilo mostrando sus tatuajes.

—Feliz cumpleaños Jin.

—Unyong, sé más cariñoso, por favor.

—No lo voy a abrazar ahora, ya que me cambie.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora