Palabras sinceras

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      Dos días después de la primera visita repentina de Seokjin en su hogar, Namjoon pasaba su castigo como lo hacía habitualmente, con suspiros largos preguntándose por qué no avanzaba más rápido el tiempo para volver a ver a su novio. Ojalá pudiera asegurar que vería a Seokjin esa tarde asomándose en su ventana, pero en ese preciso momento su novio probablemente estaría dirigiéndose a su hogar luego de la escuela para cuidar de sus primos.

Pensaba en ello mientras se quedaba de pie esperando a que su padre le recogiera de la escuela para llevarle a la biblioteca, pero luego de minutos parado se percató de que se estaba quedando solo ahí y que su padre estaba tardándose mucho. Raro, los lunes no llegaba tarde por él. Extrañado, volteó a sus espaldas confirmando lo que ya esperaba siempre, la reja se cerró cuando todos los alumnos estuvieron fuera, y en ningún momento cruzó por ella Geongmin, otra vez se había escapado de clases.

Namjoon tenía ya más de un año sin esperarla, ni ella lo esperaba, pero esos días de castigo su padre aprovechaba y les recogía a ambos... a excepción de los días en los que se escapaba o cuando simplemente no entraba a sus clases.

Imaginándose lo ocurrido, Namjoon empezó a caminar en dirección contraria a dónde su padre normalmente llegaba, sin pensarlo demasiado se marchó de ahí con planes de evitarlo como fuera posible, pensando que quizá por ser los últimos días de su castigo ya le habían soltado un poco más sus padres.

Sin embargo cada paso le hacía sentirse más mal del estómago, un poco de culpa llenando su conciencia al pensar que les estaba desobedeciendo. El sentimiento se intensificó abrumadoramente haciéndole regresar sin pensarlo demasiado, no quería sobre pensar. En su camino atravesó una calle pequeña a dos cuadras de su escuela, al voltear para asegurar de que no venían carros, le vio. Vio el carro de sus padres estacionado.

Lo identificó perfectamente también por el hombre que fumaba recargado en la puerta mientras atendía una llamada por su teléfono celular, el dispositivo largo cuya antena temblaba cada que respondía. Parecía ignorar que estaba siendo observado, eso hasta que una motocicleta pitó agudamente como queja ante el chico parado en medio del paso peatonal. Entonces hicieron contacto visual.

Colgó y aventó el cigarro a la calle al mismo tiempo, Namjoon no pudo verle más a los ojos, sino que se le quedó viendo al cigarro sin apagar —¡Na-amjoon quítate de ahí! —el joven hizo caso rápido al ver que un carro se aproximaba, lentamente pero sin detenerse.

Su padre llegó hasta él aún más rápido » Te hemos dicho que mires a ambos lados, Namjoon —como si se tratara de un niño, tomó su mano, hablándole con cuidado—, pudiste ser lastimado, debiste esperarme en la entrada.

—Sigues fumando.

No le respondió, tampoco fue gran sorpresa, era evidente pero ninguno quería adentrarse en el tema. Una vez dentro del automóvil, su padre ocupó el asiento piloto preparándose para partir —Lamento la tardanza, tenía que arreglar unas cosas con tu madre... uhm —no sabía cómo decirle lo siguiente—, llamaron a la casa, descubrieron a tu hermana en un centro universitario con- con un muchacho.

» No voy a poder llevarte hoy a la biblioteca, ¿De acuerdo? Te quedarás en casa, tu madre y yo iremos a resolver esto.

—¿Es grave?

—Bueno, no me importa lo que le hagan al hombre, pero a tu hermana podrían ficharla y no aceptarla en ninguna de las sedes de esa universidad, eso sí es grave. Claro, y que no quedé embarazada tu hermana, sí eso ocurre...

Namjoon vio como apretó la mano sobre el volante, lo que aumentó su malestar » Supongo que no es un mal momento para decirte que tengas cuidado con tu novia, me enojaré igual si tú te atreves a hacer lo mismo, Namjoon.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora