La pulsera.

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Estaban a punto de girar para entrar al jardín de la hermosa casa cuando sin previo aviso Paula apareció en frente de ellos. La reacción de Beatriz fue soltarse y separarse de Chris instantáneamente, cosa que molesto a Chris aunque lo entendió y, sin decir nada, se fue para entrar a la casa. Beatriz se sintió fatal al ver como Chris se fue sin pronunciar palabra, ya la había vuelto a fastidiar. Para colmo Paula sí llegó a verles dados de la mano, así lo decía su cara.

— Paula...

— ¡OH DIOS MÍO! Ya me estás contando todo.

— Ahora no, vamos dentro y por favor haz como si nada —aunque seria, sonrio para no parecer borde.

— No. Me. Lo. Puedo. Creer —enfatizó Paula con cara de total asombro.

— Dios... —suspiró tapando su cara ya que se había puesto roja y estaba a punto de estallar en carcajadas, tenía que aguantar aunque era tarde porque Paula ya se imaginaba perfectamente qué había pasado.

Y sin decir nada más se fueron al jardín de atrás ya que estaban llegando algunos familiares del novio y habían preparado unas mesas con algo para picar. Evidentemente Chris estaba allí rodeado de algunas mujeres adulandole y el siguiendo un poco el rollo. Los celos intentaron invadir a Beatriz, sin embargo ella era dura de roer y aguantó, más aún después de la mirada que Chris la dedicó. Con eso una sonrisa tonta se dibujó en su cara.

— Bea, yo que tu me iban con el o alguna de esas lagartas se te va a adelantar —medio bromeó Paula.

En esto que se acercó Amanda a las dos amigas con dos copas de champán en la mano.

— Tomad chicas —las ofreció las copas.

— Gracias Amanda —contestó Paula tomando una de las copas.

— Gracias pero no bebo y el champán no me gusta —resopondió Beatriz por su parte.

— Como quieras pero es del bueno —las tres rieron.

— ¿Tú no bebes?

— No... Yo ya voy servida no te preocupes Bea. Bueno, ¿qué contáis?  Ya me ha dicho Alice que has estado con Chris.

Paula y Beatriz se rieron junto a una cara de asombro.

— Sí que corren rápido las noticias, madre mía.

— Como periodista tiene futuro —bromeó Paula.

— Y tanto que sí, ya sabes Amanda, ve comprando un micrófono.

— Sí, sí. No me cambies de tema y cuéntame todo ya.

— Eso Bea, ya estás largando qué hacíais agarraditos de la mano.

— ¿Qué? —exclamó Amanda soltando además una carcajada.

— No fue nada... —aseguró, pero una pequeña sonrisa asomó quitándole la veracidad.

— ¡Estás sonriendo! —chinchó Amanda a Beatriz, cual quinceañera.

— Os odio... —afirmó roja como un tomate— me siento como si estuviéramos en el instituto —soltó.

— Sí tía, o sea dinos ya que pasó —dijo Amanda imitando a una pija lo que provocó una carcajada en las tres.

— Sí os portais como las adultas que presuntamente sois, os contaré todo.

— Está bien —saltaron Paula y Amanda a la vez.

— Simplemente hablamos un rato —comenzó a relatar ante su atento público— y nos contamos anécdotas y nos reímos un rato...

— Beatriz, ve al grano —insistio Paula.

— Él me... Me besó —confesó al fin, al tiempo que sus mofletes ardían de nuevo.

— ¡Alabado sea el señor! —exclamó Amanda.

— Lo sabía — confirmó Paula.

— Shh os va a oír, seguro que ya os ha oído. Dios qué vergüenza... —se quejó Beatriz.

— Bea, estando rodeado de esas mujeres es imposible —aseguró Paula.

— Oh no, se está acercando seguro que me ha oído...

— Paula, ¿me enseñas el vestido que te vas a poner? —preguntó Amanda exageradamente alto con la intención de que Chris la escuchase mientras se acercaba a Beatriz.

Paula asintió y Beatriz las maldijo en su interior al mismo tiempo que se ponía nerviosa con cada paso que Chris daba acercándose a ella. Cuando ya estuvo a su lado, Amanda y Paula los dejaron solos.

— Hola.

— ¡Hola! Y perdoname por lo de antes, fue un acto reflejo —afirmó arrepentida.

— Lo sé, no te preocupes —dijo Chris con una dulce sonrisa en su rostro.

— Bueno... Pues aquí estamos —dijo evidentemente nerviosa.

— En una boda en Irlanda —añadió Chris con aire divertido.

— Uff mira Chris no soporto esta tensión —confesó Beatriz con valentía.

Chris se rió con ese comentario y ella se contagió.

— No quiero que la haya —dijo ya más serio.

— Ni yo pero esto no se me da bien.

— ¿El qué?

— Estar cerca de ti.

— ¿Porque soy famoso?

— ¡No! No es eso. Chris, tu no lo entenderías —un dolor de cabeza la debilitó— tengo que irme.

Efectivamente se fue, sin embargo Chris la persiguió.

— Beatriz.

Ella se giró para verle.

— ¿Qué no entendería?

— Nada, déjalo.

— ¿Yo no te gusto? —afirmó con tono de pregunta.

— Sí me gustas —susurró.

Escuchar tales palabras alegró a Chris más de lo que cabía esperar, así y todo Beatriz mantuvo su seriedad.

— Entonces, ¿cuál es el problema?

— Esto.

Beatriz se remangó dejando a la vista aquella pulsera que recibió de Paula ese día que fueron al cine, aquella pulsera que no se había quitado en ningún momento.

— Hasta el fin de los tiempos —susurraron conjuntamente.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora