Felices 22

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Se acercaba la fecha de su cumpleaños, lo que significaba que ya no quedaba mucho para que comenzara el último curso de universidad. Por lo tanto, apenas tenían tiempo de descubrir algo más, puesto que se  estancadoron en la pista de los acentos. De esa forma, Beatriz, que no había dejado de pensar una posible solución a todo, tenía que darse maña en arriesgarse. Es por eso que lo último que esperaba recibir como regalo por su vigésimo segundo cumpleaños fuera lo que fue.

Resultó que al haber evitado la televisión y el cine, una parte de su ser estaba en ese olvido. Sin embargo, actualmente, tras su estado de latencia, había resurgido gracias al apoyo de sus amigos.  Se percató de que no era normal marearse por ver "esa" película y también por No es otra estúpida película americana y estar perfectamente si veía cualquier otra cosa. Reflexionó sobre todo eso, así es como llegó a la conclusión de que ese era el último cabo que atar. Aquel sería un largo día. Despertó temprano en la mañana, tanto que su madre aún dormía. Normalmente era su madre la primera en levantarse. Beatriz la preparó un delicioso desayuno, era su cumpleaños, sí, pero su madre bien merecería ese bonito detalle.

— Qué bien huele —dijo su madre adormilada.

— Buenos días mami, te he preparado un rico desayuno, espero que te guste.

— Gracias hija —dijo emocionada y confundida— Ay  hija ¡Feliz cumpleaños! Casi se me olvida perdóname —exclamó

— Gracias, no te preocupes porque eres la primera en felicitarme.

En esto que se dieron un tierno abrazo y desayunaron. Poco después se escuchó una melodía que provenía del teléfono de Beatriz.

Paula, como no.

— ¡FELICIDADES CUMPLEAÑERA! —escuchó Beatriz nada más descolgar— Ya tienes los dos patitos hermosa.

— Gracias Paula, espero que después de esto me regales un audífono —bromeó.

— Tengo algo mejor para ti —insinuó

— ¿Dos audífonos?

— Ja, ja, muy graciosa pero no. Es secreto.

— Pues ok —contestó fingiendo ser borde.

— Pasamos a buscarte en una hora para que te arregles con tiempo.

— Vale luego os veo.

— Nos vemos, chao guapa —y colgó.

Rápidamente se duchó para seguidamente vestirse y arreglarse el pelo, justo a tiempo. El timbre estaba sonando, serían ellos y efectivamente ellos eran. Bajó a su encuentro.

— Felicidades Beatriz —exclamó David al tiempo que estrangulaba a Beatriz en un fuerte abrazo.

— Ay que me ahogas —se quejó exagerando la falta de aire.

— Como no fue posible celebrar tus dieciocho de forma especial vamos a celebrar así tus veintidós —aclaró Paula.

— Miedo me dais.

— Nada, tú confía en nosotros y déjate llevar.

— Está bien pero sólo por esta vez —accedió sin pensarlo dos veces.

Lo mejor llegó al final, aunque lo de mejor y final es muy relativo.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora