Como hermanos

613 61 17
                                    

Pocos días después de instalarse y ordenar todo, pensamientos incluidos, regresó al hospital a visitar a Alice ya que lo había prometido. Además el día anterior se había topado con Amanda oportunamente, aprovechó a informarle de que ya estaba libre para visitar a Alice. Hora de las visitas, llegó justo a tiempo. Pronto reconoció a Alice, precisando más fue la niña la que reconoció a Beatriz. Salió disparada a saludarla con un tierno abrazo.

— ¡Qué bien, estás aquí ! Sabía que vendrías —exclamó la pequeña entusiasmada.

— Te lo había prometido, ¿recuerdas?

Alice asintió y tomó a Beatriz de la mano para presentarla a sus amigos.

— Mirad ella es Beatriz —anunció alegre.

Todos miraban a Beatriz con pasmo, como expectantes.

— Hola, ¿cómo os llamáis?

Y con esa sencilla pregunta empezó todo. Prácticamente fue como amor a primera vista, esos niños robaron su corazón el primer día que pasó junto a ellos. Alice, Clara, Dean, Rose, Martha, Jimmy, Robert y Amy. Cada uno de ellos era excepcionalmente fantástico. De vez en cuando costaba recordar que aquellos pequeños sufrieran tan grave enfermedad como lo es el cáncer. Eran niños normales, con inquietudes normales y al mismo tiempo muy maduros y sabios para su edad. La mayor ironía de todas era que sin saberlo ellos eran la cura de Beatriz, su medicina mientras ellos vivían al día a la espera de sanar o...

El caso es que sus hermanitos, así se refería Beatriz a ellos, ocupaban casi todo su tiempo. Cuando no jugaba con ellos en el hospital investigaba todo aquello sobre lo que ellos preguntaban. Resulta que las visitas de Beatriz consistían en contar historias y responder a cualquier pregunta que tuvieran, casi como si fuera su profesora. Por ejemplo a Dean, Rose, Amy, y Robert les encantaba hablar de coches y deporte, y como no sabia mucho de algunas cosas investigaba y lo que sabía lo hablaba con ellos.

Por otra parte los demás tenían otras inquietudes muy variadas pero su actividad favorita era por así decirlo: cotillear. Haciendo uso de la precisión, no se trataba exactamente cotillear de cualquier tema, básicamente cada uno contaba sus secretos y recuerdos personales, incluida la española por supuesto. Así llegó diciembre, aquel sería otro día más. Quizá fuera una pizca más especial que otros. Beatriz había comprado algunos regalos para sus hermanitos. Que cómo se lo permitía, fácil: trabajando en un bar por las noches limpiando mesas. Evidentemente no era su trabajo soñado pero de algo tenía que vivir por el momento.

A lo que íbamos, había comprado unos regalos, nada estrafalario. Concretamente unos pequeños peluches para cada uno, no fue fácil pero consiguió encontrar el peluche del animal favorito de cada pequeño. Fue al hospital y reunió a los niños a su alrededor para entregar a cada uno su regalo, con una condición, tenían que pagar con un beso y un abrazo. Valió totalmente la pena solo por ver la ilusión en esas caras inocentes, una luz se encendió en su corazón. Era amor, amor fraternal, ya no podría separarse jamás de ellos. Por eso la dolía enormemente el futuro que les aguardaba, la posibilidad de no sobrevivir. Mejor no pensar en ello, no estando con ellos. Mientras los fans de los deportes y el mundo del automóvil se entretenían en sus nuevos peluches, el otro grupo se reunió con Beatriz.

— Bea nos tienes que decir ya quien es tu novio —dijo Alice, a lo que Beatriz se rió.

— Sabéis que no tengo... —respondió evitando soltar una carcajada.

— No te creemos —afirmó Jimmy.

Entonces una idea le vino a la mente.

— ¿Qué os parece si hacemos un trato?

Los niños se miraron antes de asentir a la vez.

— Os diré quien me gusta si antes me decís vosotros quien os hace tilin.

— ¿Puede ser alguien famoso? — preguntó Clara con su timidez habitual.

— Claro, quien vosotros queráis. ¿Quién quiere empezar?

— Yo quiero —exclamó Alice, todos la miraron— a mi me gusta Dean —confesó casi en susurro.

— Qué callado te lo tenias —bromeó Beatriz y los niños se rieron— Tienes buen gusto.

Alice río un poco avergonzada.

— Me toca a mi —dijo Jimmy— A mí me gustas tú —señaló a Beatriz quien no pudo contener la risa que contagió seguidamente al resto.

— A mi me gusta John Legend —añadió Martha un poco ruborizada.

Llegó el turno de Clara, como era bastante tímida no estaba segura de confesar su amor secreto. Los demás, que la querían y conocían bien la animaron.

— Sebastian Stan —confesó completamente roja.

— Ahora te toca a tí Bea —exclamaron todos al unísono.

— Un trato es un trato... No sé si le conocéis —casi no había pensado en el y sin embargo no le había olvidado— Chris Evans.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora