La boda.

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— Ya puede besar a la novia.

John y Amanda se besaron, ya eran marido y mujer. Todos se levantaron para aplaudir. Beatriz se emocionó tanto que hasta soltó un par de lágrimas. Como para no emocionarse, después de todo por lo que Amanda había pasado merecía ser feliz.
Luego de tirar arroz y todo eso llegó la hora del banquete.

— ¡Vivan los novios! —gritó alguien.

— ¡Vivan! —gritaron todos al unísono.

Entonces los novios se besaron y tras unos cuchicheos Amanda se levantó y con la ayuda de una cuchara y una copa llamó la atención de los allí presentes.

— Atención, por favor —cuando todos estuvieron atentos prosiguió- John y yo tenemos una noticia -enunció sonriente-. ¡Estoy embarazada!

Después de tres segundos en silencio por el shock todos gritaron y aplaudieron dando su enhorabuena a los recién casados. Beatriz fue de las primeras en acercase a abrazarla y felicitar a la pareja.

— ¡Enhorabuena Amanda, qué sorpresa!

— ¡Estoy de dos meses! —informó, pletórica de emoción.

— Ahora entiendo por qué no te he visto beber en todo el fin de semana... Me alegro muchísimo por los dos —concluyó abrazando de nuevo a la novia.

— Gracias, por cierto... Si es chica Alice quiere que se llame como tú, ¿qué opinas?

— Aw, sería un honor —respondió alegre— mejor me voy que hay cola para felicitaros.

Después de un guiño de ojos volvió a su mesa, aún quedaba el postre y no pensaba perdérselo. Compartió mesa con desconocidos bastante alegres y con Paula, la cual se encontraba bastante contenta gracias al champán.

— Déjalo Paula —dijo Beatriz arrebatando a Paula una copa de su mano— ya has bebido suficiente por hoy.

— Estoy bien, déjame ya soy mayor...

— Luego no me pidas que te quite moscones de encima.

— Lo que no quieres es que te distraiga para estar con C... —fue interrumpida por Beatriz, quien tapo su boca rápidamente.

La risa floja se apoderó de Paula y Beatriz la dedicó una carcajada sarcástica. Como buena amiga conocía bien a Paula, y sabía que aún no había pasado lo peor. Resulta que cada vez que bebía demasiado, Paula tenía maracadas cuatro fases: la primera la de la risa floja, la segunda la de los saltitos y bailes, la tercera la del cariño y la cuarta la de la sinceridad. No siempre pasaba todas las fases, dependían de la cantidad de alcohol ingerida, por eso se centró en vigilarla, sin embargo perdió el control después del postre, a la hora del baile.

El presupuestos no era muy alto que se diga pero disfrutaban de un dj, incluso de un pequeño escenario con karaoke. En ese instante unos familiares de John, o unos gatos atropellados, estaban cantado When a man loves a woman, dedicada con cariño, supuestamente, a los novios. Gracias a los cielos la siguiente canción no la cantó nadie así que los oídos de todos descansaron y disfrutaron de La vie en rose, de Louis Armstrong. Apenas sonaron las primeras notas cuando Beatriz sintió que una mano tocaba su hombro haciéndola girar. Entonces se topo con los hermosos ojos de Chris posados en los suyos propios.

— ¿Me concedes este baile? —pregutó Chris con su mejor sonrisa.

— Sí —aceptó titubeante.

De esta forma Chris tomó una mano de Beatriz y poso la libre en la cintura de esta, con caballerosidad. Y ella algo nerviosa puso su mano libre en el hombro de Chris.

Hold me close and hold me fast
The magic spell you fast
This is la vie en rose

When you kiss me, heaven sights —comenzó a cantar Chris, provocando que las mejillas de Beatriz ardieran— and though I close my eyes, I see la vie en rose.

— Chris... When you press me to your heart, I'm in a world apart, a world when roses bloom.

La canción siguió sonando, mientras ellos se miraban enamorados, sus ojos brillaban más que cualquier estrella, y sonreían abstraidos.

And when you speak, angels sing from above
Everyday words seem
To turn into love songs

Give your heart and soul to me
And life will always be
La vie en rose.

La canción acabó, sin embargo ellos siguieron en su mundo, acercando sus rostros con la intención de besarse, pero un tirón en el brazo de Beatriz los separó. Paula, brincando, la arrastró hasta el escenario.

— ¡Amos a gantar Bea! —claramente estaba borracha.

— No Paula, te dije que no bebieras más... —recordó.

— Gue sí, a ti te enganta el garaogue —animó, como una cuba.

— Cuando seas capaz de hablar normal, cantaré.

— De guiero Bea —confesó Paula intentando besar a su amiga.

— Yo también te quiero...

— Mierda, está en la tercera fase, con suerte pronto pasará la cuarta y le dará el bajón.

Beatriz se alejó de la improvisada pista de baile llevando a Paula consigo hasta una mesa bastante alejada del gentío.

— Me quedaré contigo hasta que vuelvas a la normalidad.

— Edes la megor amiga del unerso.

— Lo sé —afirmó, soltando una sonora carcajada, su amiga tenía un acento muy cómico con tanto alcohol em sangre.

— Gris me ha disho que le pone guando de vas.

— ¡¿Qué?! Paula no inventes —se alarmó.

— Joder, es su fase sincera pero... No puede ser cierto.

— Ueno, no me lo ha disho bero esgushé guando lo mumuró andes jejeje.

— Sí, claro...

— Tierra, trágame —suplicó avergonzada.

— Si no lo guieres dú me lo guedo yo... Oh, no buedo, he vueldo gon David jejeje —mencionó de pasada.

— ¿Has vuelto con David?

— Agá.

— Me alegro mucho Paula pero cómo es que me entero ahora, ¿desde cuándo habéis vuelto?

Tarde, Paula estaba de bajón, y permanecería medio dormida cinco minutos, tras los cuales olvidaría sus confesiones. Al final Beatriz hizo como si no supiera nada. Amanda se acercó justo cuando Paula se despertó.

— ¿Todo bien, chicas?

— Genial Amanda.

— Por cierto Bea, Chris te estaba buscando —avisó, llenando de curiosidad al trío por completo.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora