Correcaminos.

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Evans sentado, la joven echada en él apoyando la cabeza en su hombro, así se encontraban conversando tranquilamente.

— ¿Sabes algo de la mochila?

— Nope.

— Necesito ropa —soltó disgustada.

— Si no te hubieras dejado la mochila...

— Gracias por recordarmelo —espetó con sarcasmo.

— De nada.

— Voy a parecer una indigente con tu ropa puesta.

— En mi opinión te queda muy bien —susurró en su oído.

— Es casi peor que Pretty woman, la única diferencia es que yo no soy una cenicienta de saldo y esquina —prosiguió, haciendo caso omiso de Chris.

Inmediatamente Chris estalló en carcajadas y ella, sin quererlo, también. Cuando cesaron las risas Beatriz se sentó normal, con una actitud más seria.

— No tendría que haber venido, si sigo con esta suerte no quiero pensar qué me espera.

— Si sigues con ese pesimismo te echo de casa —advirtió.

— Capto la indirecta —aseguró.

— He pensado que hoy, después de comprarte ropa nueva, podríamos dar una vuelta por la cuidad.

— ¿Y Disney?

— Ya no da tiempo y así nos da el aire —dijo con la sonrisa más adorable jamás vista.

— Vale, pero mañana madrugamos para ir a Disney como habíamos quedado —amenazó con el dedo índice.

— Te doy mi palabra.

— Y yo te la tomo —dijo extendiendo la mano.

Chris apretó la mano de Beatriz y, sin que se lo esperara, la atrajo hacia así plantando un beso en sus labios. Beatriz se apartó, con las mejillas coloradas, sin embargo adoptó una actitud seria.

— Chris... ¿Qué es esto?

— Un beso —contestó sonriente.

— Ya sabes a lo que me refiero...

— En realidad no lo sé —mintió.

— No puedo estar así Chris, o somos algo o no somos nada, porque si me besas otra vez...

— ¿Qué?

— No dejaré que pares —susurró.

Chris se puso de rodillas en el suelo y tomó las manos de Beatriz.

— ¿Qué haces? —preguntó alegre y sorprendida.

— Beatriz, voy a volver a besarte pero antes quiero preguntartelo. ¿Quieres ser mi novia? —preguntó esperando una respuesta afirmativa.

Beatriz se quedó sin palabras y con los ojos clavados en los de Chris, en cuanto procesó la pregunta contestó con un sí rotundo y una enorme sonrisa. Chris aprovechó el momento para besar a Beatriz, se sentó y como la noche anterior la subió a sus piernas sin despegar sus labios de los suyos.

— Dios mío Chris, dime que no estoy soñando.

— ¿Por qué? —preguntó antes de darla un pico.

— Esto es muy surrealista, no me lo creo... Como esté soñando otra vez me muero —dijo ya más angustiada.

— No lo es, pero me agrada saber que has soñado antes con esto —sonrió pícaramente antes de besarla de nuevo, sin embargo ella se lo impidió.

— Discúlpame.

Beatriz desapareció escopetada al baño, sólo pensar que volvería a perderle la provocó un dolor insoportable. Se refrescó la cara y el cuello con agua muy fría aliviando su malestar.

— ¡Beatriz! ¿Qué te pasa? —preguntó asustado.

Ella se abalanzó desesperada a los brazos de Chris, sintiéndole, comprobando que era real.

— Me estás asustando.

— Estoy bien —aseguró sonriendo— mejor que nunca.

— Te voy a llamar correcaminos —bromeó.

— ¡Mic! ¡Mic!

De nuevo escapó de su coyote, corriendo en dirección al sofá tan rápido como pudo, sin embargo, justo antes de llegar al salón, las manos del actor abrazaron su cintura impidiendo que avanzará y con el tirón calleron al suelo.

— De mi ya no te escapas nena —la susurró para después atacarla con cosquillas.

— ¡CHRIS PARA! —ordenó entre sonoras carcajadas, forcejeando con la intención de escapar, sin embargo Chris tenía más fuerza.

— ¿Que quieres más?

— ¡No para ya! —gritó apenas sin aliento.

Al final Chris paró cuando ella se giró quedando asistir cara a cara, de las cuales la de Beatriz estaba roja y con el ceño fruncido.

— Chris, me has hecho cosquillas —afirmó sorprendida.

— Sí, quieres más o que —preguntó con una sonrisa traviesa.

— ¡No! Es que yo... No tengo cosquillas —confesó— ¿cómo lo has conseguido?

— Mis dedos son mágicos —aseguró, trasladando sus manos hasta el culo de Beatriz al tiempo de apretarlo.

— Quieto vaquero, que esas manos van al pan.

— Exacto, al pan-dero.

— Idiota —soltó dándole un puñetazo flojo a Chris en el hombro sin evitar reírse.

— Vale, vale, ya te suelto —dijo apenado y la dejó libre.

Beatriz se levantó, le sacó la lengua, como una niña burlándose, y se giró cual diva.  Se fue triunfante y despreocupada a la cocina a por algo de beber, pero cuando estaba de puntillas observando los vasos, noto a Chris peligrosamente cerca, justo en su espalda. Podía sentir el aliento del dueño de todos sus delirios, cerca de su cuello así que cogió un vaso y aprovecho a rozar la zona peligrosa de Chris con su culo. Soltó una risa traviesa e, ignorando a Evans, se sirvió un zumo. Él, observándola beber, se mordío el labio inferior se acercó de nuevo a Beatriz.

— ¿Has acabado? —preguntó con voz ronca.

— Casi —respondió, después de poner el vaso para lavar regresó al lugar en el que había bebido— Ya —anunció en voz baja.

Chris se lanzó a besarla, y si no llega a ser por su oportuno móvil, lo habría hecho.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora