Malentendidos.

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Se marchó de la casa Evans despidiéndose con un "Feliz navidad". Tras cruzar el umbral de la puerta del jardín sufrió una sacudida en su mente al recuperar todos sus recuerdos des Boston de hacía ya dos años. Realmente nunca lo olvidó sin embargo dadas las circunstancias que había vivido la alejaron de todo lo vivido aquél año, de sus hermanitos. Por boca de Amanda supo que Jimmy, Dean, Martha, Clara y Amy no estaban mal, y hasta ese instante lo se la pasó por la mente que de los si demás no tenía noticias era porque... Mejor no pensar en ello pero resultó tarde. Tan absorta iba en sus pensamientos que ni se enteró de que sus pasos la habían conducido hacia el recordado hospital.

Una parte de ella ansiaba entrar y ver a sus pequeños, desearles feliz navidad y alegrarles el día en medida de lo posible, por otra parte hacerlo acabaría reclutando más doloroso pues no sabía qué la aguardaba y lo más probable es que quienes siguieran allí ya la habrían olvidado. Antes de llegar, Beatriz llamó a Amanda para avisar de su llegada y poder indicar al taxista la dirección a la que debía transportarla. Alice abrió la puerta, había crecido un montón desde la última vez que la vio y por su aspecto nadie adivinaría jamás que una vez fue una niña enferma de cáncer. En cuanto se vieron no dudaron en abrazarse y cuando la miró mejor supo que de mayor sería una rompecorazones. No tuvo tiempo de pensar más puesto que Amanda apareció tras Alice.

- Bienvenida Bea, pasa dentro, no te quedes ahí fuera con el frío que hace -la invitó amable.

También se saludaron con un abrazo, fue cuando Beatriz pudo notar el embarazo de la rubia.

- ¿Puedo? -preguntó para acariciarla la barriga.

- Adelante -aceptó amablemente.

- ¿De cuánto estas ya? -cuestionó asombrada por la buena apariencia de Amanda y su enorme barriga.

- Seis meses y medio, más o menos el tiempo que hace que no nos vemos... No vuelvas a tardar tanto o el granujilla ya se graduará -exageró.

- No has perdido tu buen humor, y estás guapísima -se sinceró- pocas embarazados se lucen tan hermosas como tú, espero que me pase lo mismo a mi, algún día... -después de aquella mañana lo de algún día sonaba muy lejano.

- Chris y tu vais en serio, ¿eh? La verdad es que hacéis muy buena pareja, me alegro por vosotros -sonrió, interpretó a su manera las recientes palabras de su amiga.

- Sí, bueno... No lo sé, después te lo cuento -dijo en un tono triste- ¿Puedo ir un momento al baño?

- Desde luego, la última puerta a la izquierda -la indicó.

Sin más demora Beatriz se apresuró a esconderse en el baño, su garganta se cerró y sus ojos estaban inundados en lágrimas, tenía tremendas ganas de llorar y no quería que nadie la viera. Estaba muy confusa y asustada. No entendía que por una parte Chris fuera tan perfecto y bueno con ella, y que todos la aceptaran sin recelo y que por otra parte Lisa se comportara con ella como si Beatriz fuera un antígeno y Lisa un anticuerpo. Dejó que cada palabra e insinuación la rasgaran por dentro hasta sentirse inestable, lo más seguro era que Lisa estaría triunfante al conseguir echarla, de algún modo, de su casa. Sin embargo la asustaba mucho lo que podrían hablar madre e hijo, tenía plena constancia de que lo hablaban todo y la discusión que tuvo con ella en la cocina no sería menos. Esta no era la primera vez que todo parecía estar apunto de derrumbarse y pese a que las anteriores resultaron no ser nada Beatriz siempre tenía un miedo atroz de perder a Chris.

Sin darse cuenta se metió en su corazón y se fue expandiendo por todo su cuerpo invadiendo su alma. Le necesitaba como al respirar, él era su vida, su futuro, su felicidad, le amaba de verdad y por una vez se permitió el lujo de afrontar y aceptar sus sentimientos. Y, al hacerlo, todos sus miedos se esfumaron, tenía que volver con el, debía de dejar de huir siempre, si Chris sentía lo mismo que ella o si no también se juró en ese mismo instante luchar por conservarle a su lado para siempre. Tanto si a Lisa le gustaba como si no. Quería pasar el resto de su vida con Chris, no con su madre. Secó sus lágrimas y refrescó su rostro con agua fría en el lavabo, una vez superado su ataque de pánico-ansiedad estaba lista para volver aunque ya que estaba en casa de Amanda y hacia tanto que no se veían decidió permanecer hasta la cena.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora