Agua.

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Embarcaron en el avión, tenían asientos en primera clase, mejor porque un viaje tan largo en turista puede llegar a ser una tortura.

— Chris, te prometo que en cuanto tenga dinero te lo pago todo, esto es carisimo -exclamó en voz no muy alta.

— No importa, si no te lo puedes permitir yo sí, no tienes que darme nada.

— Igualmente te daré mi parte, lo quieras o no.

— No lo aceptaré —contestó igual de terco.

El viaje fue largo y acabaron dormidos así que fue un vuelo agradable. Desembarcaron y se dirigieron a por las maletas antes de pasar por la aduana ya que era un viaje internacional. Acostumbrado, el famoso actor fue el primero en recoger la suya, sin embargo la mochila de ella no aparecía y era la cuarta vuelta.

— Mierda no la veo —dijo preocupada y justo apareció— Oh ahí está, qué susto —exclamó con un profundo suspiro, aliviada.

Pasaron el control sin problemas y salieron del aeropuerto LAX para montarse en un taxi. Chris dio lo dirección.

— Ya que me quedo a dormir en tu casa dejarás que te invite a comer —dijo a modo de afirmación.

— Vale, pero algo barato.

— Pues sí... Jajaja.

Unos minutos después llegaron y salieron del coche, Beatriz se despistó al quedarse embobada viendo la casa de Chris y se dejó la mochila, para cuando se dió cuenta el taxi ya había desaparecido.

— ¡Me cagüen la mar salada! -maldijo enfadada.

— ¿Qué ocurre?

— La mochila... Me la he dejado en el taxi, menos mal que lo importante lo llevo conmigo.

— Llamaré para avisar y que la traigan.

— Gracias.

Entraron a la casa y la mandíbula de Beatriz casi se desencajó.

— Chris... ¡Esto es enorme!

— No lo es tanto.

— Que no dice, mi casa cabe aqui seis veces por lo menos.

Eso provocó que unas cuantas carcajadas se le escaparan a Chris.

— Y encima tu solo aquí —murmuró apenada por pensar en lo solo que debía sentirse en la casa vacía.

— Bueno vamos a por esa comida —dijo Chris llamando la atención de la joven.

— Vale. Espera que dejo esto y cojo el dinero.

Se fueron a una pizzeria donde había poca gente a esas horas.

— ¿Cuál quieres? —preguntó él con gracia.

— Carbonara de queso, pero una pequeña que se como son aquí los tamaños —bromeó.

— Claro, voy a pedir.

— Espera, toma —le dió el dinero y Chris lo cogió por miedo de su famosa mirada de asesina.

- Siempre funciona muajajaja —pensó Beatriz.

Comieron tranquilamente, aunque no se lo comieron todo, más que nada por el sabor, entendieron que apenas hubiera gente. Y sin hambre volvieron a casa, sin embargo acabaron calados hasta los huesos por culpa de los aspersores.

— Joder, olvidé desactivar esta mierda.

— Da igual.

- Espero que no lo haya hecho a propósito.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora