Desastre.

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Al tiempo que Chris preparaba unos macarrones para cenar, Beatriz fue al baño para cambiarse el tampón. Limpio, así salió, lo que significaba que sus días habían pasado, y no era de extrañar que en tan poco tiempo cesara su epóca de menstruación, pues al adelantarse simpre duraba menos. Así funcionaba su cuerpo, de todas formas, sólo por si acaso, se colocó una compresa en su ropa interior. Estaba saliendo de la habitación cuando sus ojos se clavaron en su smartphone.

— ¡Mierda!

Encendió el movil, sin exito ya que la batería del dispositivo estaba agotada, así que se fue en busca del cargador...

— Joder —volvió a blasfemar.

El cual estaba en la mochila, claro que siempre podía pedirle prestado a Chris el suyo, otro favor más.

— ¡Gallinita! La cena está lista, date prisa que se enfría —gritó Chris.

Beatriz fue corriendo directa a darle un puñetazo en el brazo, uno tirando a flojo.

— ¡Ay! —se quejó Chris, exagerando.

— ¡No me llames gallinita! —ordenó mosqueada— prefería cuando me llamabas correcaminos.

Total, que se sentaron en la mesa y cada uno se sirvió su parte.

— Pues no está mal —dijo Beatriz con sorpresa.

— Está de vicio —se chuleó Chris.

— ¿Hay algo que hagas mal?

— Sí.

— ¿Qué? —preguntó curiosa.

— Hacer canelones no es lo mío —bromeó.

— Oye Chris, antes he ido a mirar el móvil pero no tiene batería, así que me harías un gran favor si me dejas usar tu cargador.

— Claro, luego te lo doy.

— Gracias. Y otra cosa, tu madre quería quedar mañana conmigo pero... ¡Dios! —maldijo poniendo cara de disgusto.

— ¿Qué sucede? —se preocupó.

— Se supone que mañana tengo que estar en casa, mi madre estará desesperada y seguro que me ha llamado mil veces —dedujo disgustada.

— Creía que ya habías llamado contando que te quedabas...

— Pues con todo el rollo no lo hice, no pensé que esto fuera a ocurrir —confesó— Soy un desastre, lo siento.

— Mira, acabemos de cenar y luego nos ocupamos de eso, ¿vale? —propuso, sonriéndola tranquilizadoramente.

— Mejor —suspiró devolviémndole media sonrisa.

Acabaron la cena sin más problema, recogieron la mesa y Chris fue a por el cargador mientras Beatriz esperaba sentada en el sofá. Medio minuto después, Chris apareció en el salón con el cargador en sus manos y se lo ofreció a su novia, quien se lo adueñó y rápidamente lo conecto a la corriente. Pero había un problema, el cargador era de un IPhone y ella tenía un Sony por lo que no eran compatibles.

— ¡Mierda! Dime que esto es una broma —dijo enseñándo que no encajaba la clavija y los dos se echaron a reir descontroladamente.

— Creo que si tienes un cable USB y un ordenador conseguiré cargar el puto movil.

— Pues el cable no se, lo único —comenzó a explicar Chris—, puedes llamar con mi movil si te sabes el número o esperamos a mañana a comprar un cargador.

— Al final te voy a deber un riñon, un ojo, un pulmón y subiendo —bromeó—. Eres un cielo Chris pero voy a tener que exclavizarme para pagartelo todo.

— No digas tonterías, ya se me ocurrirá algo para que me devuelvas lo que me debes —dijo con aire picarón— de momento toma el teléfono y llama a tu madre.

— Gracias.

Temerosa de una alborotada respuesta de su madre, marcó su número. Un toque, dos, tres...

¿Digame?

— Mamá, soy yo.

— ¡Beatriz! Pero niña, ¿dónde estás? Llevo todo el día llamándote, me tienes muy preocupada. Paula me ha dicho que estás en Los Ángeles! ¿qué haces allí? ¿Estás bien? Pensaba que te había pasado algo...

— Mamá, mamá tranquilízate, estoy perfectamente.

¿Cuándo piensas volver? —la interrumpió.

— No lo sé —prosiguió para verse interrumpida de nuevo.

¿Dónde estás? ¿Con ese tal Crisi Evans?

— Es Chris y, sí, estoy en su casa... Oye, mamá, sólo quiero saber si todo va bien por allí.

Ten cuidado con ese chico por favor hija.

— Tranquila mamá, te llamo mañana. Te quiero, cuidate.

Está bien hija, te quiero y que no se te olvide llamarme.

— Llamaré, no te preocupes, adiós.

Adiós cariño —se despidió su madre y colgó.

— Está bien —murmuró aliviada y se rió— Chrisi dice...

Chris abrazó a su novia, con ternura.

— Se nota que tu madre te quiere mucho, tendrás que presentármela —insinuó.

— Poco a poco, que me va a dar un ataque —afirmó abrazándole más fuerte.

— Un ataque... ¿de besos? -preguntó arqueando una ceja cuando Beatriz le miró sonriente.

— Por ejemplo —contestó, mordiéndose el labio inferior.

Con una descarada sonrisa, Chris tumbó a la joven en el sofá y se dirigió al cuello de esta, besándolo sin perdonar un solo centímetro de piel. Beatriz se aferro a sus fuertes brazos, acariciándolos y permitiendo que Chris se apoyara sin problema en el sofá.

— Chris —le llamó.

Cuando logró que la mirara, ella tomó a Chris por el cuello, obligándole a que la besara en los labios. Un esalofrio recorrió la su columna vertebral cuando los suaves y cálidos labios de él se posaron en los suyos. La mordió el labio inferior provocando que abriera la boca y así poder introducir su deliciosa lengua. Ella enredó sus dedos en el cabello de Chris, mientras sus lenguas bailaban y el beso cobraba más pasión. Sin aliento se separaron para respirar y se sonrieron. Estuvieron contemplándose el uno al otro por varios minutos, grabando en su memoria cada peca, cada color, cada detalle del otro, minuciosamente. Beatriz acarició la mejilla de Chris, con cariño, en ese momento supo que no podría separarse de él, que lo quería. Y él sintió igual, pues era la primera vez que su corazón palpitaba alocadamente y le faltaba la respiración por tan solo una caricia.

Ambos desearon decirse te quiero, sin embargo consideraron que era pronto así que lo guardaron para otra ocasión. Era pronto para acostarse incluso estando tan cansados después de la jornada en Disney, por esa razón se tumbarón en el sofá, Beatriz acurrucada y Chris abrazándola a su espalda, y encendieron la televisión.

— ¡Ace ventura! —exclamó Chris al encontrar la película en un canal mientras hacía zapping.

— Déjala.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora