capitulo 14

3.6K 217 9
                                    




Elena se sentía frustrada, miraba el reloj de su mesita de noche una y otra vez, todavía no era media noche pero para ella había sido el día más largo de su vida, apenas llegó de la oficina después de que Gabriel la dejara plantada, se metió directo en su habitación, no quería que su padre la viera con la angustia que se reflejaba en su rostro, inmediatamente sabría que había pasado algo y no quería darle explicaciones de esto a nadie, metida en la cama desde temprano insistía de vez en cuando en llamar a Gabriel pero el resultado siempre era el mismo. Ya casi al punto del desespero decidió no intentarlo más, en cambio llamó a Claudia, necesitaba desahogar con alguien sus temores.

—¡Hola! —respondió su amiga.

—Hola, Clau... ¿Estás durmiendo?

—¡Ya no! ¿Que pasa, Ele? ¿Por qué esa voz tan apagadita?

—Creo que se terminó todo con Gabriel...

—¿Por qué dices eso, que pasó? -preguntó su amiga más espabilada.

Elena le contó con detalles de lo que había sucedido esa tarde, le habló de su temor de que le estuviera huyendo, que pensaba que él no tenía el valor ni siquiera de dar la cara para decirle que no quería saber más de ella en el sentido personal, le dijo como se sentía una niña tonta pensando que un hombre como él se podría fijar seriamente en ella.

—Ele... Creo que estas exagerando. ¿De dónde sacas esas cosas, linda? Espera a mañana, estoy segura de que te dará alguna explicación lógica, ya verás.

—¿Tú crees?

—Claro... Es evidente que le gustas, y tú misma me has contado que cuando están juntos hablan mucho, que se compaginan muy bien... quédate tranquila que lo de hoy debe tener una buena razón.

—¿Y si se aburrió de mí? 

—¡Jajaja...! ¿Qué dices? En todo Miami no va a encontrar una mujer como tú. ¿Cómo crees que te va a dejar escapar así, sin más?

—No te burles amiga, solo somos amigos, amigos que se gustan nada más —dijo con tristeza en la voz.

—No te preocupes, Ele, creo que te estás ahogando en un vaso de agua.

Las amigas hablaron un buen rato más de temas superficiales haciendo olvidar a Elena por unos minutos lo que sentía por la situación con Gabriel, Claudia al ver su misión cumplida y escuchar a Elena más tranquila y tras hacerle prometer que se dormiría sin pensar en nada más, Claudia se despidió cariñosamente para dejarla de nuevo sola con sus pensamientos. Cerca de las dos de la madrugada el cansancio la venció y Elena se quedó dormida.

***

Gabriel estaba solo en la barra de un bar de carretera, había conducido su motocicleta a toda velocidad sin un destino determinado, la sed quizá fue lo único que lo hizo detenerse en aquel lugar tan poco parecido a los que estaba acostumbrado a visitar, era un lugar oscuro, el aire se sentía viciado en sus fosas nasales, el olor a humo y alcohol llenaba los sentidos embriagándolos hasta confundir los pensamientos, era lo que él buscaba, confundir los pensamientos hasta poder olvidar. Olvidar su propia debilidad, olvidar lo fácil que fue caer en los brazos de la mujer que tanto despreciaba pero que a su vez era la única que lo llenaba, quería olvidar lo tentador de su piel, lo delicioso del sabor de su cuerpo, como se sentía en la gloria cuándo estaba dentro de ella... ¿Lo peor? Su orgullo herido, se juró mil veces ignorarla si llegaba el caso, pero al contrario el mínimo contacto lo hizo flaquear. ¿Qué puedo hacer para que no se repita? se preguntaba en silencio "idiota" era lo que se decía así mismo una y otra vez, solo conseguía un escueto consuelo en el dolor y la rabia que vio reflejado en los ojos femeninos cuándo le dijo que se casaría con otra mujer, ese era otro problema, quedaría en ridículo delante de ella cuando dicha boda no se realizara, todos estos  pensamientos comenzaban a fundirse en su mente a medida que el alcohol hacía su trabajo relajante en el cuerpo de Gabriel, sus músculos se comenzaron a aflojar y su conciencia dejó de acusarlo para dar paso a la búsqueda de una solución a su problema. —Tengo que poner barreras, tengo que encontrar la manera, una excusa, algo que me aleje de ella antes de que caiga de nuevo—. De pronto una imagen llegó a su mente, la imagen de una joven mujer con ojos azules, limpios y cristalinos.  —Elena—, ella sería la solución, ella sería la barrera entre él y María Teresa, no sabía hasta donde tendría que llegar con ella, lo único que sabía era que una relación seria y estable era el compromiso perfecto que lo alejaría de esa otra mujer que le torturaba el pensamiento, Elena representaría para él un compromiso que involucraría a la familia, los negocios...  tenía peso en su vida más que ninguna otra mujer y en la de su familia con suficiente deber moral.  Ella era la barrera perfecta, así hasta podría hacerle saber a María Teresa que era cierto, se comprometería y la dejaría a la traidora definitivamente de lado. Tenía que acercarse a Elena, tenía que llevar esa relación a algo más serio, hacer algún tipo de lazos con esta hermosa muñeca de porcelana que sería la tabla de salvación para su orgullo herido.

AMOR ROBADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora