capitulo 21

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Elena estaba en la que hasta esa noche sería su habitación, el día siguiente sería la ceremonia en la que uniría su vida al hombre de sus sueños. A su alrededor reinaba un alegre y colorido caos de maletas abiertas, bolsas de compras recientes hechas, accesorios, zapatos... Cantidades de cosas que entraban y salían de lo que sería su  equipaje para la luna de miel, en ese momento Elena, más que parecer una mujer a punto de casarse, tenía el aspecto a una adolescente lista para su primer viaje sin sus padres, usaba un pijama color rosa  ribeteado de fino Razo adornado con pequeños conejos estampados, para terminar calzaba unas pantuflas afelpadas de Hello Kity, con la con la cara lavada y una coleta que sujetaba a duras penas su brillante melena. Con ella, su amiga Claudia y Mariana la secretaria de su padre hacían milagros para ayudar a decidir a la futura novia.

—¡No sé qué llevar! —dijo Elena exasperada con las manos en las es cabeza.

—No te preocupes... —intervino Mariana mientras doblaba una blusa de encaje que Elena había descartado—. Sí te falta algo lo compras... Si no usas alguna cosa lo traes de vuelta.

—Exacto —dijo Claudia—, lo que te pasa es que estás muy nerviosa... ¡Yo en tu lugar estaría muerta del pánico!

—Y más que ella, el padre... —comentó Mariana haciendo referencia de los nervios que Iván había comenzado a demostrar varios días antes

     —Lo sé, Mariana —afirmó Elena más calmada—. Pero este día tenía que llegar... ¿Verdad?

—No te angusties, Ele, quizá ahora que tú estás casada tu padre piense un poco más en él... Quién sabe igual hasta se busca una pareja... —agregó la secretaria de Iván observando con atención la reacción de Elena.

—Ojalá.  Deseo tanto que mi padre rehaga su vida con una mujer que lo ame, ha pasado tanto tiempo solo. Aunque saben algo... hay veces que pienso que ya tiene a alguien.

—¡Tu vestido quedó hermoso! —interrumpió Mariana cambiando el tema súbitamente.

—¿Verdad que sí?

Se acercó al maniquí con el vestido listo para ser usado al día siguiente bajo la mirada de sus acompañantes de la noche.

—Espero sorprender a Gabriel —dijo con la ilusión reflejada en el rostro—. Menos mal que la modista lo tuvo listo a tiempo, ¡casi se infarta cuando supo que tenía tan pocas semanas para hacerlo! 

—Te verás hermosa, Ele... —aseguró Claudia—. Pero ¿no tienes dudas? He escuchado que a algunas novias les atacan las dudas justo antes de la boda...

Al escuchar la pregunta que su amiga le hizo, la expresión de rostro se volvió más sería, se alejó del maniquí y se sentó sobre su cama al lado de las maletas abiertas.

—La verdad no tengo dudas como tal... son más bien como inquietudes.

—¿Qué pasa, Ele, que te inquieta? —preguntó Mariana.

—Es que Gabriel me confunde a veces... —respondió.

—A ver, ¿cómo es eso? —inquirió Claudia.

—Es su carácter difícil, dominante; es muy tierno conmigo, pero a veces se pone frío, distante, nunca sé de qué humor está o como va a reaccionar, nunca dice cosas como, te amo, o cuídate... Yo comprendo que en la oficina debemos tener un trato más profesional y apropiado, pero en privado muchas veces mantiene esa misma actitud...

—No te preocupes —agregó Mariana—. ¡Es porque aún no se conocen bien, es que se conocieron hace poco y al hacerlo corrieron al altar! —continuó después de que las risas de las tres cesarán—. Es un hombre de carácter recio, está muy acostumbrado a dar órdenes más que a pedir las cosas y, además, es muy independiente, pero te ama, estoy segura de eso; si no fuera así, no se estuvieras casando ¿no es así?

AMOR ROBADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora