capitulo 34

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Elena tenía una cita con Mariana e Inés en el local de la modista encargada de confeccionar los vestidos para la boda, no podía, aunque se esforzaba esconder su incomodidad y su mal humor, la noche anterior había cancelado sus planes de salir con Claudia por ese mismo motivo pensando que una buena noche de descanso le quitaría su indisposición. Hablaba poco, respondía a todo con monosílabos. Parada en el centro del elegante salón sobre un pequeño pedestal, soportaba a duras penas a la modista que clavaba alfileres sin descanso en el vestido que le ajustaban.

—¿Estás cómoda así? —preguntó la estirada modista con acento francés mientras corregía el talle.

—Sí. Está bien.

—¿El busto está cómodo?

—Sí.

—Creo que debemos subir un poco el ruedo...

—¡El vestido está perfecto! —estalló exasperada llamando la atención de las dos mujeres que la acompañaban.

Al darse cuenta de que había sido grosera, Elena respiró profundo desconociéndose a sí misma.

—Lo siento mucho. No es un buen día para mí. El vestido está perfecto, señora Favre.

—¿Qué pasa, cariño? —quiso saber Inés acercándose a ella mientras la modista se retiraba.

—Inés... ¡Es que estoy tan confundida!

—¿Qué pasa? —preguntó Mariana al comprender que algo extraño pasaba con Elena.

—Creo que no es buen momento para Elena.

—¿Qué pasa? ¿Ele, es algo con respecto a la boda?

—No, Mariana, claro que no —dijo Elena mortificada—. No pienses eso, es que ayer tuve una fuerte discusión con Gabriel y no logro superarlo.

—¿Con mi hijo? —inquirió Inés con los ojos como platos.

—Sí.

—Mira... —dijo Mariana— Quítate ese vestido y salimos de aquí, tienes que contarnos lo que pasó, ¿está bien?

—Mariana tiene razón, linda. Quítate el vestido y vamos a comer algo y nos cuentas.

Así terminó la cita con la modista, las tres mujeres salieron del elegante local con más prisa de la que entraron, fueron directamente a un restaurante cercano, para las dos mujeres mayores era muy importante apoyar a Elena en todo lo que fuera posible y su situación sentimental con Gabriel definitivamente era una prioridad.

—Bien, ahora, Elena, cuéntanos, ¿qué paso?

—Ayer por la tarde —comenzó Elena a relatar—. Nos quedamos solos en la oficina por casualidad...

Elena contó lo sucedido sin omitir detalles, Inés y Marina escucharon sin interrumpir, a veces con los ojos como platos, a veces incrédulas a lo que escuchaban.

—Estoy tan perturbada por todo eso —concluyó Elena.

—Todavía lo quieres —afirmó Mariana.

—¡No lo sé!

—Pero dime una cosa, linda. ¿De verdad hubo otro hombre mientras estuviste en Londres? —preguntó Inés con cautela.

—Hubo un hombre, salí con él en varias ocasiones, incluso quise enamorarme de él, pero no logró despertar en mi ningún sentimiento. No pasó nada entre nosotros. No lo permití.

—¿Y que sientes cuando estás con Gabriel? —trató de averiguar Inés insistiendo en enfrentar a Elena a con sus propios sentimientos.

—No puedo evitar sentirme atraída, me gusta todo de él. Se me acerca y tiemblo —confesó— pero no por eso olvido todo lo que me hizo.

AMOR ROBADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora