AMOR ROBADO

capitulo 17

La noticia se difundió rápidamente, por la tarde del día siguiente Elena ya había mostrado su mano con el anillo a casi todo el personal de la empresa, se sentía eufórica y feliz, tenía la ilusión de que Gabriel quisiera poner fecha para la boda lo antes posible; ya soñaba con vestidos de novia, fiesta, viaje de bodas... pero lo que más le ilusionaba era pasar el resto de su vida al lado del hombre que tanto amaba, dormir a su lado, darle hijos...

Por más que lo intentaba no podía concentrarse en el trabajo, recordaba una y otra vez la cara de sorpresa de su padre cuando le dio la noticia esa misma noche, llena de ilusión le mostró el anillo a Iván asegurándole que era la mujer más feliz del mundo; a pesar de su negativa y tras discutir el asunto, no le quedó otra opción que darle la bendición a su hija por su compromiso y pedir a Dios que no se llevará una desilusión por lo rápido que estaba sucediendo todo.

—Elena, hija... Es muy pronto para pensar en matrimonio. ¡No se conocen aún!  —trató de convencer inútilmente a su hija.

—Sé que es muy rápido. Pero lo amo y es lo que importa...

—¿Y estás segura de que él siente lo mismo?

—Claro que sí —respondió ofendida— Gabriel me ama. No entiendo por qué te pones a dudar ahora... ¡Si no me amara no me hubiera pedido matrimonio!

—No lo sé, Elena, ¡aquí hay algo que no me gusta! —agregó el padre bajo la mirada furiosa de su hija—. Sigo sin entender la prisa.

—Papá, debes entender que ya soy mayor para tomar mis propias decisiones, sí las entiendes o no, no va a cambiar en nada la situación.

Iván no podía creer que su hija le hablara de esa forma, jamás se había atrevido a retarlo ni a mostrarse rebelde y de pronto se enfrentaba a él sin ningún temor por su reacción.

—Solo espero, hija, que no te estrelles en la decepción, que si las cosas no salen como planeas estés preparada para afrontar lo que sea que pueda traer como consecuencia.

Así terminaron la conversación esa noche, no recordaba haber discutido nunca con su padre por motivos que ella causara y en ese momento tenía ganas de estar con él. Decidió dejar de lado el trabajo esa tarde para buscarlo en las oficinas desde donde dirigía todos sus negocios más al centro de la ciudad.

Amaba a su padre, habían compartido el sufrimiento cuando perdieron a su madre, ella fue siempre consciente de lo que significó para él ser padre y madre durante su adolescencia, eso justificaba a sus ojos el que hubiera sido tan estricto con ella durante aquellos años, siempre le exigió la mejores calificaciones en el colegio y le tenía un riguroso régimen de salidas en los que no le permitía fiestas ni amigos durante los días de clases o cuando estaban en exámenes finales, en aquellos tiempos Elena no lo entendía, pero en ese momento que ya era una mujer le estaba profundamente agradecida puesto que ése fue el camino que la llevó a ser la persona responsable que era.

Las oficinas de las empresas Rivera ocupaban un piso completo en un hermoso edificio. Al entrar fue recibida por una recepcionista que después de saludarla con mucho cariño le indicó que su padre estaba en su oficina.

—¿Desea que la anuncie?

—No. Gracias, quiero darle una sorpresa a mi padre. —dio por respuesta a la agradable señorita sin detenerse caminando hasta el final del pasillo donde se encontraba la oficina de Iván.

Casi al llegar se dio cuenta que la secretaria de Iván no estaba en su escritorio situado afuera de la oficina, esto podría significar que él estaba ocupado, pensó en Mariana, su secretaria desde hacía más de diez años, la imaginó adentro de la oficina aguantando el ritmo de trabajo de su padre haciendo mil cosas a la vez... Durante todos esos años Mariana había sido como un ángel guardián para ella, siempre dispuesta a ayudarla cuando a su padre la situación se le escapaba de las manos, muchas veces se ocupó de organizar cumpleaños, buscar vestidos para el baile de fin de año del colegio y alguna que otra vez hasta le tocó convencer a Iván de que la dejará ir a algún paseo con amigos o a alguna fiesta a la que él no quería que su hija fuera. Pero ya estaba allí así que, aunque interrumpiera iba a tocar la puerta.