Capítulo 26: Ruinas

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«A veces las personas utilizan sus ruinas para obtener ruinas de la otra persona».

Esa caricia se sentía como la de mamá, estar en el abrigo de sus brazos y no en el de telas, le hizo sentir como un chico normal hasta antes de despertar dejó de ser el chico de los abrigos grandes, solo era Kim Taehyung

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Esa caricia se sentía como la de mamá, estar en el abrigo de sus brazos y no en el de telas, le hizo sentir como un chico normal hasta antes de despertar dejó de ser el chico de los abrigos grandes, solo era Kim Taehyung.

Y era curioso, en su mente correteaba la idea de que alguien lo estuvo abrazando las horas que restaban de la madrugada, a él, a su alma desnuda, sin los ropajes de armadura.

Aquel 11 de junio, fue el día en que pudo escuchar el vibrato del violín en un corazón ajeno, aquel día, el chico de los abrigos grandes, descubrió que no solo las cuerdas tensas bajo sus dedos le podían dar felicidad.

Aquel día descubrió que tenía a alguien que le abrazara el alma.

Y desde ese día había pasado una semana.

18 de julio de 2016.

—De nuevo soltando suspiros —lo llamó la voz del señor Sung. Por suerte no había resultado un cascarrabias como el señor Lee, al contrario, Taehyung conocía su sonrisa, era bien cuidada, dientes blancos y cuadrados, y grande muy grande, siempre aparecía cuando el señor Lee terminaba su turno e iniciaba el de Dae Sung.

—Lo siento, señor —se disculpó Taehyung y el resoplido de Dae Sung lo recibió —. ¿Lee Kyu Hyung no ha parado su obsesión desde el año pasado, no muchacho? —le preguntó con interés y la mirada fija mientras sujetaba el violín para acompañarle con los cortes que la sinfónica debía interpretar.

Taehyung todavía tenía mucho que aprender, o eso creía cuando escuchaba al señor Dae. La forma en que sujetaba el violín y la lentitud con la que sus dedos se mecían sobre las cuerdas. Con delicadeza. Con elegancia.

No era un violín triste como el suyo.

—Todas las personas son una melodía, todos llevan un violín en el corazón que muchas veces es destrozado por sus propias manos —le contó Dae mientras deslizaba el arco sobre las cuerdas —. Al final del día siempre somos quiénes tienen la decisión de elegir el ritmo al que vamos —susurró el hombre mientras cerraba los ojos para dejar que el violín abriera sus notas.

Taehyung juntó las manos por delante y las sujetó entre ellas.

—Demasiado rápido —le dijo el hombre al compás de un desliz apresurado —, no da tiempo para pensar en por qué debía ser rápido —. Demasiado lento —le volvió a decir mientras pausaba el vaivén del arco —, piensas demasiado en por qué no la moviste con prisa.

Taehyung lo miró sin dar una respuesta.

—¿Entonces cuál es el ritmo? —le cuestionó cruzando los brazos al contorno de la cintura —, ¿cómo se cuál ritmo debo seguir? —le preguntó con los ojos entrecerrados y la arruga que aparecía en medio de su frente cuando estaba confundido —. Ninguna de las dos opciones parece estar bien —se quejó mientras acomodaba los rizos bajo su boina negra.

The flight of butterflies [KTH-JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora