The flight of butterflies [KTH-JJK]

Capítulo 35: Soy Kim Taehyung

El violín se convierte en

Mi sangre

Sudor

Y lágrimas

¿Has escuchado que después de una mala noticia el tiempo parece caminar en un abrir y cerrar de ojos?

Bueno, el chico de los ojos negros nunca lo había pensado, pero ahora sentía que apenas tenía espacio para respirar. Miraba el techo en la oscuridad con un vacío en el pecho, porque nunca había tocado la felicidad por completo. Nunca llegaba para quedarse, siempre que se aferraba a algo, terminaba por marcharse o morir. Y por ello deseaba, oh, él en verdad quería desde el fondo de su alma, no pertenecer a nadie ni a nada.

Porque si no tienes nada, no pueden quitarte nada.

Si no quieres nada, no tendrás que perder nada.

Si no perteneces a ningún lugar, nunca tendrás que marcharte.

Nunca tendrás que mudarte y hacer maletas cuando la tormenta llegue a romper los cristales de las ventanas que protegen tu corazón. Oh, él realmente deseaba no tener que huir, él deseaba no tener que resistir después de un huracán para recoger los escombros que dejarían un amor roto.

Y lo escuchaba venir, aquello de lo que tanto había escapado.

El chico de los ojos negros, lo sentía llegar a su corazón como una torre cayéndose, dejando estragos, que él sin duda no podría limpiar sin dejar de llorar. Sin dejar de abrazar el fantasma de un amor marchito. Oh, tan cerca que podía escucharla llegar para nada más que romper la coraza donde se refugiaba.

La soledad.

El silencio.

Y no aquel silencio del que se había enamorado, no, era aquel que vendría cuando la razón por la cual llegó a perder la cordura, cuando el chico de los abrigos grandes llegase a marcharse, ese silencio del que ahora huía.

Ese silencio del que tanto huyó.

El silencio del abandono.

El silencio de la soledad.

El silencio de sus pesadillas riendo en su espalda.

El silencio de un corazón roto.

29 de noviembre del 2016.

—¿Tienes frío?

Jungkook alcanzó a escuchar, demasiado bajito, pero demasiado alto para que fuese un sueño, o al menos el inicio de un sueño. Restregó su rostro con las manos. Y entonces volvió a escuchar —. ¿Tienes frío... te sientes bien?

No pudo evitar sonreír cuando sintió unos brazos ajenos y pesados cayendo sobre su cintura, para llegar a reposar en su pecho, donde dieron un apretón suave. Al moverse desprendió el perfume de menta, era Taehyung. Y se movió despacio, tan despacio para que Jungkook pudiera sentir su calor, porque sentía que sus manos ya habían roto demasiado el corazón del pelinegro que ahora solo podía y quería cuidarlo.