El herir, el ser herido.
Nunca hay una brecha muy larga entre ambos.
Jungkook estuvo en la ducha quince minutos. Lo suficiente para pensar con la cabeza fría. Pero de nada servía. El trabajo que odiaba, pero le pertenecía por herencia, no fue mal visto cuando escuchó aquella cifra de dinero que no podría pagar ni con un año de trabajo. Y menos aún, con la pensión que la tía Suni depositaba cada mes para el alquiler y los gastos básicos.
Cuando mamá murió, su tía fue quien veló por él.
—¿Estás bien? —Jimin golpeó la puerta del baño al otro lado —. No te habrás caído para atrás, ¿no?
Jungkook rodó los ojos y envolvió la toalla en su cintura. Gotas caían por las medianas hebras de cabello negro y otras recorrían su cuerpo. Desde el pecho hasta más arriba de la ingle.
—Taehyung dijo que Yoongi te acompañaba —dijo Jungkook al salir de la habitación —. ¿Dónde está? —preguntó con voz bajita mientras terminaba de secarse.
Jimin apretó los labios —. Vamos a recogerlo, por eso vístete pronto.
Jungkook lo miró de arriba a abajo con firmeza y después volteó la mirada a la puerta. Pero el rubio no entendió lo que ello significaba. De nuevo Jungkook miró a Jimin y después a la puerta.
Nada.
—¿Podrías dejar que me vista solo? —sonrió Jungkook con incomodidad. Entonces Jimin soltó un suspiro con una risita nerviosa —. Gracias —susurró Jungkook elevando las cejas cuando el rubio salió de la habitación.
Desde que conoció a Taehyung no se había descuidado tanto de cortar su cabello. Ahora, su hermosa cabellera de coco, no estaba, por suerte tenía la secadora de cabello que Namjoon había olvidado en el departamento. La buscó porque sabía que la tenía pero no recordaba dónde estaba.
Dios, no podía ir a la cena luciendo como un mendigo o un estudiante tomando un año sabático.
«Suficiente con que llegara un poco más flaco y pálido».
Quizás el cabello le había crecido lo suficiente para poder sujetarlo en una media coleta. «Juro que lo cortaré la próxima semana» se dijo mientras se vestía con el traje negro que había elegido. Dejó tres botones de la camisa negra sueltos. Ajustó el cinturón y por último los zapatos. Estaba listo.
—¿Qué estás haciendo? —Jungkook se detuvo cuando vio a Jimin leyendo las notas que había pegado en la pared. El rubio le regresó la mirada.
—¿Qué significa? —entrecerró los ojos mientras juntaba su rostro a las notas pegadas al pasillo. Aunque las leyó más de una vez, no podía entender del todo lo que había detrás de lo escrito —. Me recordarás cuando los vientos del oeste lleguen moviendo las espigas.
Jungkook se detuvo con la quijada apretada.
Él tampoco sabía que significaba.
—¿Puedes hacerlo mejor con las luces encendidas? —masculló Jimin. Intentando leer la letra pequeña y amontonada —. Yo estaba allí... Te envié un mensaje junto al viento para que lo leyeras —frunció las cejas conforme leía, poco entendía de todas esas notas —. Por favor....Oculto entre el campo —masculló, cambiando la atención a otra nota de color amarillo —. Enséñame a respirar.
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The flight of butterflies [KTH-JJK]
Fanfiction¿Has sentido la suave brisa que deja una mariposa al volar? La muerte de la madre de Taehyung le enseñaría lo precioso del silencio, desde ese día se esconde en sus grandes abrigos o en el sonido de su violín. Jungkook quien quería que el mundo cami...