Capítulo 10: Tres centímetros de distancia

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"Si confío en ti, no me dejes caer después".

Las noches pasadas y sumándole esa, Jungkook no tuvo pesadillas y aunque ese día, viernes, su muñeca tampoco tenía el brazalete, no despertó asustado por un mal sueño gracias a que Taehyung estaba con él, como si fuera su nuevo dije

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Las noches pasadas y sumándole esa, Jungkook no tuvo pesadillas y aunque ese día, viernes, su muñeca tampoco tenía el brazalete, no despertó asustado por un mal sueño gracias a que Taehyung estaba con él, como si fuera su nuevo dije.

La fogata iba pagándose y su brillo apenas alumbraba hasta el interior de la cueva.

Taehyung no podía dar la vuelta, aún sentía cosquillas cuando veía el rostro de Jungkook, incluso si lo intentaba no podía sostener la mirada en aquellos lindos ojos negros, sin importar que estuvieran cerrados, era fácil mantenerla en los demás e incluso podía llegar a ser intimidante si quería, pero era diferente con Jungkook, porque él era la única persona que en lugar de soltar sus manos frías y ásperas las había sostenido en esa tibia tarde durante todo el camino al parque.

Como las cicatrices en sus dedos, su corazón tenía marcas igual de callosas, pero ¿y si todo en nosotros está conectado al corazón?, entonces ¿Jungkook sostenía sus manos frías o su corazón lastimado?

Taehyung pensó en eso toda la noche, mientras la brisa fría del viento le acariciaba las mejillas y cada minuto la luz de la fogata caía, dejándole ver menos, sus manos empezaron a doler acompañadas por molestos calambres en los dedos, su aliento helado se mezclaba con el aire y de una vez llevó sus palmas hasta unos centímetros apartadas de la boca para calentarlas con su respiración.

Al mover los brazos de golpe, el dije de zafiro colgando en el brazalete hizo ruido y Taehyung lo miró sonriendo quedito.

—Es bonito... —masculló perdiendo la fuerza al caer dormido.

No importaba el lugar al que fuese a pasar la noche, si era en ese mismo bosque o en su cómoda habitación, después de la muerte de su madre a Taehyung le costaba mucho despertar de sus sueños, donde siempre se encontraba con la mujer de cabello corto en la vieja cabaña del campo, ella le insistía qué debía marcharse y regresar a casa pero él siempre se negaba, aquellos sueños no pararon hasta que Jungkook le confió el brazalete con el dije azul de zafiro.

Taehyung había dejado de tener pesadillas.

La mañana siguiente él despertó gracias al trinar bajito de los pájaros, antes de las seis de la mañana, estaba por tercera vez en la semana en la olvidada y descuidada quebrada, justo en su lugar seguro, el único rincón que no le traía recuerdos de su madre y donde podía liberarse de sus dolorosos recuerdos al menos en la noche.

Removiéndose despacio, estiró los brazos hasta su rostro donde frotó sus ojos, sacudió su cabello pasando los dedos entre la mitad de las hebras de sus enredados y desordenados rizos que lucían esponjados, su cuerpo tenía una sensación extraña, como si tuviera una gran carga sobre su espalda que también estaba tibia, se movió despacio para ver hacia su cadera y en medio camino su mirada se detuvo en el brazo del pálido cayendo sin energía sobre su ropa.

The flight of butterflies [KTH-JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora