being my boyfriend. [J.JK] #2

Capítulo 47: ¿Me estás jodiendo?

Pasados dos días, recibimos la llamada de Namjoon.
Había estado nerviosa desde entonces, tan nerviosa que ni siquiera podía permitirme pensar en otra cosa. Quizá suena exagerado, pero, esta podía ser la única manera de acercarnos más al caso. No quería sonar como si fuésemos a descubrir al mayor criminal de Seúl, sin embargo, era importante.

-Namjoon viene esta noche. Ven lo antes posible.-oí decir a Jungkook a través del teléfono.

-Lo intentaré.-suspiré pensando en todo el trabajo que tenía.-¿Nos tomará mucho tiempo?-pregunté para ver cuánto tardaríamos.

-No lo sé, pero, no te preocupes. Esta noche duermes conmigo. En fin, trabaja mucho y ten cuidado si vas a salir por ahí. Nos vemos luego, princesa.-respondió con naturalidad.

-Oye, no...-me colgó.

Miré el teléfono enfadada.
Lo solté a un lado y comencé a hacer el trabajo desde casa. Como dije, tenía algunos días libres, pero preferí adelantar cosas para que no se acumularan. Toda mi tarde se fue volando entre denuncias, papeles de juicios y documentos. Entre tanto, para hacer algo más amena la espera a que se hiciese la hora de ir a casa de Jungkook, decidí salir a correr. Caía el anochecer y eso me hacía sentir insegura, pero, entendí que, si tenía cuidado, no pasaría nada.
Me puse un top deportivo, unos leggings y unas zapatos deportivos. Peiné mi pelo con una coleta alta y agarré mi móvil junto a los auriculares. Salí de casa y, antes de comenzar a correr, le mandé un mensaje.

T/n: Voy a salir a correr. No es de gran importancia, pero, me siento mucho más segura si lo sabes.

Jungkook: ¿Prefieres mandarme tu ubicación en tiempo real?

T/n: ¡Sí! Ahí está. Gracias, Jeon.

Escribí con una sonrisa.

Jungkook: Ten cuidado, princesa. Estaré mirando la ubicación, pero, si pasa algo llámame, ¿vale?

Le respondí a ese último mensaje y comencé a correr.
El viento, frío por las bajas temperaturas que solían caracterizar a Seúl lejos del verano, golpeaba mi cara a cada paso que daba. Hacer esto me hacía sentir libre. Desde que comencé a ejercitarme un año atrás, sentía esto como un alivio; como una manera de dejar todo aquello que odiaba a un lado. Sentía que en ese preciso instante nada podía salir mal.
Troté calles abajo y calles arriba, empapada en el sudor que el ejercicio me había producido. Agotada tras una hora corriendo casi sin parar, decidí descansar en un parque que estaba medianamente cerca de mi casa.

-Te recordaba más alta, mocosa.-oí decir a una voz masculina.

Levanté la mirada y le vi.

-¡No puede ser! ¿Seongmin?-pregunté emocionada.-¡Cuánto tiempo hace que no nos vemos!-exclamé con una sonrisa de oreja a oreja.

Pongámonos en situación.
Estoy segura de que, a lo largo de sus vidas, han conocido a alguien como él. ¿Saben ese típico chico, capitán y líder en los deportes, popular y querido por todas? Bueno, Seongmin era ese típico chico. Durante mi periodo como universitaria, le conocí. Siempre me trató muy bien, incluso si no pertenecíamos al mismo status dentro de la universidad. Se convirtió en mi mejor amigo pasados los dos primeros años y, perdí completamente el contacto con él en cuanto ambos nos graduamos.

-Me alegro tanto de verte.-le di un abrazo, haciendo que me rodease entre sus brazos.-¿Qué tal has estado? ¿Todo te ha ido bien?

-Genial, ¿recuerdas que te prometí que me convertiría en juez? Pues, no te he defraudado.-respondió sonriendo.

-Siempre confié en ti. Estoy segura de que eres el mejor juez de Seúl.-me crucé de brazos con una sonrisa.

-Digamos que de algo me sirvieron las clases de Derecho.-nos reímos.-¿Y tú?