being my boyfriend. [J.JK] #2

Capítulo 14: Estarás orgulloso de mi.

Él se alejó un poco y secó mis lágrimas con sus pulgares.
Agaché la cabeza un poco, incómoda por su mirada de preocupación y ganas de saber que me ocurrió.

-¿Quieres hablar o prefieres estar sola?-preguntó, queriendo darme espacio.

-No, está bien, no es nada.-dije restándole importancia.-Es una tontería.

No quería preocuparle y, sabía que él tenía cosas mucho más importantes en su cabeza que mis sentimientos.
La señora me agarró la mano y me dijo algo que jamas olvidaría.

-Hija, ¿me dejas darte un consejo?-cuestionó con una sonrisa.

-Sí, claro.-respondí con naturalidad.

-No le quites importancia a tus problemas. Lo que te ocurre no es ninguna tontería, a todos nos ha pasado alguna vez cuando hemos estado mucho tiempo lejos de casa y es completamente normal. Desahógate, cuéntalo... A tu novio,-dijo mirándome a Jungkook.-a tus amigas, incluso a tus padres. Guardártelo todo para evitar "molestar" al resto con tus problemas jamás será la solución. Las personas de tu alrededor se preocupan por ti y prefieren escucharte durante todo el día como te desahogas, que saber que te estás guardando algo que te preocupa y te hace sentir mal.

Hubo un silencio durante varios segundos, pero no fue incómodo.
Sequé alguna que otra lágrima que aún tenía y sonreí. Necesitaba oír algo como eso, y fue sin duda uno de los mejores consejos que me habían dado.

-No sé que decir...-dije y ella solo me miró con ternura.

-No hace falta que digas nada. Me basta con saber que te ha servido de algo.-acarició mi mano.

Jungkook, cruzado de brazos, soltó un suspiro.
Agarró mi mano con suavidad, levantándome de la silla y cogiéndome en brazos. Le miré con una pequeña sonrisa por el inesperado gesto y se alejó para salir de la cocina, haciendo reír a la señora. Se paró en seco en la puerta, sosteniéndome con mis piernas enredadas en su cintura.

-Dale las gracias por el consejo.-ordenó como si fuese una niña pequeña.

-Muchísimas gracias. Realmente ha significado mucho para mi.-sinceramente respondí.

-No es nada, cariño.-dijo sin dejar de reír.

Salí de la cocina en sus brazos y me abracé a su cuello.
Pegó mi cuerpo al suyo con fuerza, como si quisiese sentir el calor corporal entre ambos. Mis ojos aún seguían algo lagrimosos y, de vez en cuando, soltaba algún que otro sollozo. Él acariciaba mi espalda cuando me escuchaba y me abrazaba aún más a él.
Llegamos a su habitación y se sentó sobre la cama, dejándome a mi sentada sobre él.

-¿Por qué no me lo habías dicho?-preguntó en un tono suave mientras agarraba mi cintura.

-¿El qué?-evité la respuesta.

-Vamos, T/n. Sabes de lo que te hablo, ¿por qué no me habías hablado de tus padres?-cuestionó de nuevo.

-No vuelvas a llamarme por mi nombre, por favor.-dije haciendo una mueca de tristeza.-Solo me llamas así cuando estás enfadado.-añadí bajando la cabeza.

Sonrió con ternura.

-Esta bien, princesa. ¿Mejor así?-preguntó buscando mi mirada.

-Sí.-sonreí.

Me quedé callada unos segundos y solté un suspiro.

-No existe una razón clara por la cual no te haya hablado de mis padres. Quizá es porque no tengo mucho que decir. Me he criado con mis padres toda la vida, fuimos una familia increíble hasta que llegó el día en el que tuve que comenzar la universidad.-argumenté.-Soy como tú. Nuestra única diferencia es que tú has conseguido llegar a ser alguien grande y reconocido mundialmente, mientras tanto yo sigo buscando la manera de ayudar económicamente a mis padres. Mi familia también era y es muy humilde, nunca nos faltó un plato de comida pero nos privamos de muchas necesidades por culpa del jodido dinero.-expliqué.-Hace años que no veo a mis seres queridos, ni siquiera a mi padre y a mi madre. No les veo desde que comencé la universidad y de eso hace unos cinco años, más o menos.