being my boyfriend. [J.JK] #2

Capítulo 55: La razón de mi felicidad.

Como de costumbre, en cuanto aquellos rayos de sol consiguieron entrar en la habitación, me desperté. Mi cuerpo se movió junto al contacto de las suaves sábanas, aquellas que parecían gritarme que, por favor, no me levantara. Me incorporé lentamente en la cama mientras bostezaba, frotando mis ojos para que pudiesen abrirse con claridad.
Miré a un lado, encontrándome con su cuerpo cálido y dormido. Las sábanas cubrían su torso desnudo, mientras su cabeza permanecía apoyada en su brazo tatuado. Sus labios, naturalmente rosados, formaban un pequeño puchero. Podía decir con total seguridad que era la persona más bonita que había visto jamás cuando dormía.

-Buenos días, kook.-susurré acariciando su mejilla.

Él no dijo nada.
Sonreí como una tonta al verle dormir plácidamente. Tras no obtener respuesta, me levanté y fui directa al baño. Me deshice de mi ropa lentamente, recuperándome aún del sueño que seguía sintiendo. Solté mi pelo y entré en la ducha. Cobijada bajo aquellas gotas de agua caliente, las cuales parecían abrazarme y envolverme, conseguí relajarme un poco. En cuanto terminé, salí y enredé la toalla alrededor de mi cuerpo. Peiné mi pelo mojado y decidí dejarlo secar al aire.
Salí a la habitación, encontrándome su figura aún dormida. Abrí el armario y saqué mi ropa interior, junto a una de sus sudaderas y un pantalón corto. Me vestí y, tras haber finalizado todo, me acerqué de nuevo a la cama.

-Estaré abajo, ¿vale?-avisé, dándole un beso en aquellos labios que aún permanecían haciendo un puchero.

Soltó un pequeño gruñido en respuesta al beso, un gruñido que tan solo mostraba lo cansado que estaba y las pocas ganas que tenía de levantarse de la cama. Solté una pequeña risita al oírle.
Salí de la habitación, bajando las escaleras y yendo directamente a la cocina. Tenía algo de hambre, así que, creí que era buena idea preparar el desayuno y, además, darle una sorpresa a Jungkook cuando se levantase. Decidí preparar unas tostadas, con algo de fruta y un zumo. De repente, mientras cortaba aquellas piezas de fruta, sonó el timbre de la casa. Me acerqué a la puerta con rapidez y abrí.

-¡Buenos días, hija!-exclamó la señora tras la puerta, agarrando varias bolsas del supermercado.

-¡Buenos días!-sonreí al verla.-Déjame ayudarte.-tendí mi mano, agarrando algunas de las bolsas que traía.

-No esperaba encontrarte aquí, cariño. Jungkook me había dicho que irías a tu casa a dormir.-dijo mientras caminábamos hacia la cocina.

-Esa era mi idea, pero, digamos que, al final, preferí venir aquí. Después de lo que ocurrió en la cena, no quería pasar más tiempo sin él.-me sinceré.

Soltamos las bolsas sobre la mesa de la cocina y vi como sonrió con ternura por lo que dije.

-Eres tan cariñosa como yo.-me miró con orgullo.-¡Qué bonito es enamorarse cuando eres joven!

-¿No es igual de bonito cuando eres mayor?-pregunté con inocencia.

-¡Ni de lejos! ¡No soportó más a mi marido!-me reí a carcajadas por su comentario.-Cuando eres joven solo quieres estar con él; besarle, abrazarle, acariciarle... Cuando llegas a esta edad, hija, solo estás deseando salir de casa para no verle.-las dos nos reímos.

La ayudé a sacar todo de las bolsas y colocarlo en la cocina.

-Veo que estás preparando el desayuno.-objetó disfrutando del olor del pan tostado.

-Sí, ¿quieres que te prepare unas tostadas con algo de fruta?-la invité con naturalidad.

-Oh no, cariño. No te preocupes, ya he desayunado. Pero, gracias por la oferta.-sonrió.-He traído naranjas, ¿quieres?

-¡Sí! Acabas de salvarme la vida.-dije pensando en el zumo, haciéndola sonreír.

En cuanto terminamos de colocar todas las cosas en la nevera y, en general, en la cocina, seguí con el desayuno.