CAPÍTULO 6

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Habían pasado tres días desde la noche en la que Ivy y yo habíamos decidido aliarnos, aunque por el momento la situación no había cambiado mucho; continuaba asistiendo a terapia y soportando las interminables charlas de la doctora Carter, que parecía no cansarse de insistirme en que debía hablar, integrarme y participar; además, estos días había asistido a clase de arte y eso se había convertido en el único momento que si me agradaba de mi día.

Aunque sonara loco, había descubierto que realmente me gustaba ver a Ivy pintar, me gustaba observar cada uno de sus movimientos y en gran parte también disfrutaba discutir con ella, era algo que no faltaba y era sumamente divertido ver como se frustraba o enfurecía por mi causa y aunque ella nunca lo admitiría, también disfrutaba de nuestras discusiones.

-        ¿Qué pintas? – pregunté acercándome a Ivy que cerró los ojos en un intento de tener paciencia

-        ¿Recuerdas eso del silencio? – cuestionó exasperada y me contuve tratando de no reír - ¿Por qué no pintas algo y me dejas tranquila?

-        Me aburro – dije restándole importancia

-        Pues no sé, diviértete solo – exclamó molesta

-        Que te puedo decir, me diviertes más tú

-        Eres... un...

-        No creo que encuentres un insulto que no me hayan dicho

-        Puedo intentar – dijo cruzándose de brazos

-        No pienso detenerte – dije acercándome más a ella y la sentí tensarse

-        Vas a meternos en problemas

-        Y si fuera así ¿qué importa? – pregunté y esta vez ella sonrió negando con la cabeza

-        Vete a pintar algo

-        Primero responde a mi pregunta

-        No te voy a decir que estoy pintando

-        Siempre un misterio – dije fijando mis ojos en los suyos

-        Pues si soy un misterio... - murmuró y esta vez fue ella quien se acercó – Tendrás que descubrirme – susurró demasiado cerca y después se alejó regresando su atención al lienzo frente a ella

Regresé a mi lugar bastante confundido; ¿Qué rayos había sido eso? Mi intención había sido molestarla y no fue eso lo que sucedió, francamente necesitaba sacarla de mi cabeza o terminaría en verdad volviéndome loco; pero contra todo pronóstico y en contra de mi buen juicio, unos minutos más tarde, mis ojos volvieron a desviarse hacia ella, pero esta vez, fue diferente, ya que ella también me estaba mirando.

Nos quedamos hipnotizados observándonos y estaba seguro que ninguno de los dos sabía por qué lo estábamos haciendo, pero ahí continuábamos, mirándonos de una manera que me era difícil de describir o interpretar.

Ninguno parecía querer apartar la mirada, pero entonces el sonido de algo rompiéndose nos devolvió a la realidad y ambos desviamos la mirada hacia uno de los otros internos que había lanzado su lienzo al suelo y parecía estar en medio de una crisis psicótica; los guardias lo sujetaron e inmediatamente se lo llevaron, mientras que el doctor que se encargaba de vigilarnos, daba por terminada la clase arte.

-        ¿No me dirás que estabas pintando? – volví a preguntarle a Ivy una vez que salimos de esa habitación

-        Realmente eres muy terco – dijo sin dejar de caminar

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