CAPÍTULO 28

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IVY

Estaba segura que un par de sujetos me seguían, pero tal y como sugirió Enzo, simplemente continué mi camino recorriendo algunas tiendas, aunque no podía concentrarme en nada más que en mis recuerdos de la noche anterior y en el hecho de que contra toda razón lógica, Logan había ido a verme.

Tampoco era como si pudiera recordar mucho y lo que podían recordar francamente era bastante confuso; pero si de algo estaba segura, era que Logan había estado ahí y aunque no podía recordar con claridad sus palabras, si recordaba la sensación que me había transmitido; como si me entendiera y me escuchara, como si de alguna extraña forma, me consolara.

No era propio de él preocuparse por alguien más y mucho menos sentir empatía, pero anoche, él había ido a buscarme y recordaba perfectamente la preocupación en sus ojos; lo que honestamente me había dejado aun más confundida.

¿Por qué había ido a verme?

¿Realmente se preocupó por mí?

¿Qué mierda estaba pasando con Logan?

Cuando lo conocí, de inmediato me di cuenta que era una persona complicada y conflictiva, además de violenta, pero ahora que lo conocía un poco más, mi opinión estaba cambiando; porque Logan era más de lo que aparentaba y eran esos matices, los que más me confundían.

Él era frío y distante, sus palabras eran mordaces y solían ser crueles, pero a veces, por pequeños instantes, dejaba ver cierta amabilidad que resultaba muy extraña viniendo de alguien como él; Logan era la clase de persona que podía hacerte sentir miserable o hacerte sentir todo lo contrario y eso comenzaba a ser frustrante.

Un día podíamos discutir hasta enloquecer al otro y luego como por arte de magia, conseguíamos conversar con total naturalidad; era un cambio tan drástico que francamente parecíamos locos, pero en lo personal, empezaba a parecerme normal que nos lleváramos de ese modo; se estaba volviendo algo habitual discutir por cualquier cosa y luego encontrarnos en la terraza para hablar sobre las estrellas, sobre el arte o sobre cualquier tema al azar y esas conversaciones de cierta forma me ayudaban a sobrellevar la vida.

Por más que intentara negarlo y quisiera cerrar los ojos, la verdad era que mis demonios no me dejaban en paz y peor aún, me recordaban constantemente todas aquellas cosas que tanto me lastimaban, así que la mayor parte de las noches las pasaba despierta en un intento desesperado por despejar la cabeza y olvidar el dolor, aunque eso no servía de mucho, porque fuera de día o de noche, no era capaz de sacar de mi mente todo lo que me lastimaba.

¿Algún día sería capaz de volver a dormir sin que las pesadillas me atormentaran?

¿Algún día podría volver a sentir paz?

¿En algún momento dejaría de sentirme rota?

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando choqué con alguien hasta que estuve en el suelo y al levantar la cabeza, mis ojos se abrieron con sorpresa.

-        Hola... - murmuré y él me extendió la mano para que pudiera levantarme

-        Hola hermosa

-        Jaxon, que casualidad encontrarnos aquí

-        Lamento causar tu caída – respondió con una sonrisa

-        No fue tu culpa, yo venía muy distraída

-        Igualmente, me disculpo – dijo depositando un beso en mi mano – ¿Me permites acompañarte? – preguntó y asentí devolviéndole la sonrisa - ¿A dónde ibas?

LOGANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora