Explosivo, Cruel, Egoísta, Loco
Son algunas de las palabras por las cuales me conocían; solo mencionar mi nombre hacía retroceder a cualquiera, pero ahora, no quedaba nada, solo el maldito trastorno por el cual me habían encerrado.
¿Estaba loco?, qu...
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LOGAN
Tuvimos que permanecer un par de días más en esa clínica, pero desde ayer al fin estábamos nuevamente en el apartamento y mi paranoia comenzaba a disminuir; Ivy casi no hablaba y la mayor parte del tiempo tenía la mirada perdida, por lo que seguíamos bastante preocupados, pero al menos ya se encontraba en un lugar seguro.
Por el momento Jaxon se estaba quedando en una de nuestras propiedades porque su hermano definitivamente buscaría tomar represalias contra él por habernos ayudado, pero la verdad es que pasaba la mayor parte del tiempo aquí, pendiente del estado de Ivy.
Enzo por su parte se estaba encargando de mantener una estricta vigilancia sobre Peter Mcklagen y los lugares que solía frecuentar, para que no volviera a tomarnos desprevenidos, pero durante los últimos días todo había estado relativamente tranquilo, tal vez demasiado.
- Le llevaré el desayuno – dije y tanto Enzo como Jaxon asintieron mientras seguían conversando
Por extraño que pareciera, ellos se llevaban bastante bien e inclusive yo había comenzado a tolerar mejor la presencia de Jaxon y sus comentarios imprudentes; quizá después de todo Ivy tenía razón al decir que no era una mala persona.
Entré en silencio a la habitación y me encontré a Ivy recostada de lado, completamente cubierta por la colcha y aunque en verdad no deseaba despertarla, tenía que desayunar y tomar sus medicamentos, así que coloqué la bandeja a un lado y me acerqué sentándome sobre la cama para después moverla ligeramente.
En estos días, cada vez que despertaba, se sobresaltaba y miraba a su alrededor aterrada, como si temiera volver a ese lugar y era difícil conseguir que se tranquilizara, en especial porque no soportaba que la tocaran más de unos segundos.
- Respira, poco a poco, todo está bien – dije intentando que volviera en sí – Ivy, mírame – pedí sintiéndome impotente al no poder tocarla – Por favor, mírame – pedí nuevamente y esta vez levantó la mirada
En sus ojos se reflejaba el miedo y la desesperación, las heridas no solo estaban en su piel, eran mucho más profundas y por lo mismo, la estaban consumiendo; no quería hablar de lo que le sucedió y yo tampoco podía pedirle que lo hiciera, así que lo único que podía hacer por el momento era mantenerme a su lado e intentar hacerla sentir mejor, aunque esa fuera una tarea extraña para mí.
Cuando Ivy finalmente consiguió tranquilizarse, la ayudé a incorporarse un poco para que pudiera sentarse adecuadamente en la cama y coloqué la bandeja frente a ella para después entregarle sus medicamentos.
- Me dan sueño – dijo mirando las pastillas
- Las necesitas, así que tómalas de una vez – ordené y su labio se contrajo en un puchero, pero, aun así, obedeció
Ivy comenzó a comer con algo de dificultad y no quise interrumpirla, así que solo permanecí en silencio lo que eventualmente la hizo girar sus ojos hacia mí con incomodidad.