CAPÍTULO 30

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IVY

Los últimos días fueron extraños para mí; pasaba la mañana o la tarde con Jaxon, paseando por la ciudad, conversando y conociéndonos un poco más, pero en las noches, tomaba el teléfono y llamaba a Logan que hablaba conmigo durante horas hasta que finalmente el sueño nos vencía.

Las pesadillas habían disminuido considerablemente y eso me aliviaba, pero también me confundía, ¿Por qué hablar con Logan me transmitía tranquilidad? ¿Por qué se sentía como un lugar seguro?

En estos días no habíamos discutido ni una sola vez y aunque tampoco ahondamos mucho en nuestro pasado, no fue necesario, porque sin decirlo, nos entendíamos; descubrí que Logan era bueno escuchando y que mostraba un interés genuino en lo que le decía, no preguntaba cuando sentía que el tema me incomodaba y siempre tenía algo inteligente que decir o una opinión que conseguía sorprenderme.

A simple vista Logan parecía un hombre duro y agresivo con el que difícilmente se podría hablar, pero en realidad era una capa tras otra; por fuera era duro y complicado de tratar, pero después de esa primera capa, se encontraba una persona inteligente y culta con la que podías mantener una conversación sobre cualquier tema sin cansarte; tenía opiniones fuertes que defendería hasta las últimas consecuencias, pero también era capaz de entender y procesar la opinión de los demás, la cual era una cualidad que no encontrabas en muchas personas; Logan era sumamente obstinado, pero también sabía ser paciente y aunque no lo parecía a simple vista, era agradable hablar con él.

Logan era capaz de entender lo que se sentía estar siempre en medio de la tormenta, él entendía lo que era vivir en un mundo que te recordaba constantemente que estabas mal, pero a diferencia de mí, él ya no dejaba que opiniones ajenas determinaran su vida y eso era algo que yo deseaba; esa capacidad de soltarse y ser libre sin que las miradas de otros me frenaran.

Durante algunos breves momentos, la conversación se tornaba más profunda y de cierta forma era reconfortante, porque Logan me ayudaba a entender que estaba bien sentir lo que estaba sintiendo; que estaba bien tener miedo, ira, euforia y todos esos sentimientos que mis padres habían insistido en que mantuviera encerrados; en una oportunidad llegó a decir algo que nunca olvidaría.

"Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que serlo es la una opción que te queda"

Sus palabras nunca antes me parecieron más acertadas, porque en mi caso, eso era justo lo que había pasado; yo no solía considerarme alguien fuerte o valiente, pero cuando todo se vino abajo, lo único que fui capaz de hacer fue sacar fuerzas de algún lugar, levantar la cabeza e intentar sobrevivir.

En ese tiempo no era fuerte, pero la vida me obligó a serlo y aprendí de la peor forma que los monstruos existen y siempre están al acecho; aprendí de la peor forma que el mundo es cruel y que la única que podía defenderme era yo, porque nadie más iba a hacerlo.

Enzo y yo también nos acercamos durante estos días; él era mucho más centrado en comparación a Logan o a mí y eso era bueno, le aportaba algo de estabilidad a cada situación y al mismo tiempo siempre conseguía hacerme reír; él solía llamar cada mañana, antes de que Jaxon apareciera y yo lo llamaba cuando estaba libre.

Enzo era divertido, eficiente, inteligente y educado, él no presionaba ni te forzaba a nada, pero tampoco se quedaba callado y siempre tenía una opinión al respecto, la cual no tenía reparo en decirte directamente; a veces Logan se quejaba de lo mucho que Enzo lo frustraba, pero bueno, Logan tampoco era una persona dulce ni fácil de tratar, así que ambos se complementaban muy bien.

Logan sabía como manejar los negocios y era inteligente para aprovechar cada situación, pero era terrible cuando se trataba de convivir con otras personas, mientras que Enzo era excelente relacionándose con los demás, aunque a veces podía llegar a ser un poco ingenuo. Logan era frío, distante, muy complicado y sus impulsos constantemente lo sobrepasaban; Enzo en contraste era cálido, amable, muy sociable y racional hasta cierto punto; eran muy diferentes entre sí y quizá esa era la razón por la cual las cosas funcionaban.

LOGANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora