Explosivo, Cruel, Egoísta, Loco
Son algunas de las palabras por las cuales me conocían; solo mencionar mi nombre hacía retroceder a cualquiera, pero ahora, no quedaba nada, solo el maldito trastorno por el cual me habían encerrado.
¿Estaba loco?, qu...
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IVY
Logan llegó al final de la tarde y la ansiedad que reflejaba el rostro de Enzo, al fin se disipó, aunque de inmediato se lo llevaron para llenarlo de preguntas mientras que yo me quedaba sola y confundida en la habitación.
Con el pasar de los minutos, el nudo en mi garganta se hizo más grande y comencé a dejar que mi mente volara entre escenarios en los que la vida de Logan se ponía en peligro, porque conociéndolo, eso era justamente lo que estaba sucediendo.
Por más que no supiera exactamente lo que pasaba, tenía algo claro, Logan se estaba arriesgando para encontrar y atrapar a Peter Mcklagen; esa era la razón por la cual Enzo se veía tan nervioso y Jaxon intentaba con tanto esfuerzo distraerme, pero lo único que en verdad conseguiría tranquilizarme era hablar con Logan y asegurarme de que estuviera bien debajo de toda esa máscara de seguridad que les daba a los demás.
Cuando finalmente terminaron con sus preguntas, Logan vino a mi habitación y aunque se veía físicamente bien, había algo en sus ojos que reflejaba el cansancio que sentía y sus pupilas dilatadas me informaban que su estabilidad estaba en peligro, así que extendí la mano y sin ninguna duda, la tomó sentándose a mi lado.
- Hola – murmuré sin dejar de observarlo
- Me dijo Jaxon que se divirtieron – dijo y asentí dándole una sonrisa
- Sí, aunque interrumpió mi pintura
- ¿Ya me dejarás verla? – preguntó y negué
- Aun no está lista
- ¿No me darás una pista? – insistió y nuevamente negué – Eso no me parece muy justo
- La vida no es justa – respondí y suspiró
- Bueno, en eso tienes razón – aceptó y lo miré sorprendida
- Me impresiona que no discutas, normalmente me llevas la contraria por el simple hecho de hacerlo
- Solo lo hago cuando tengo razón
- Según tú siempre tienes la razón – dije y una pequeña sonrisa cansada se asomó en sus labios - ¿Dónde estuviste?
- Por ahí
- Logan... - murmuré – No quiero que te pongas en peligro, ¿Ya no fue suficiente?
- No – sentenció con dureza – No estarás a salvo hasta que él desaparezca – sus dedos acariciaron con dulzura mi mejilla y acomodó un mechón de mi cabello tras mi oreja – Soportaste demasiado por mi culpa...
- No fue tu culpa
- Te lastimó para llegar a mí, pero le demostraré el error que cometió
