CAPÍTULO 37

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IVY

Estaba loca, definitivamente, pero no podía culparlo por lo que había sucedido; yo sabía lo que se sentía perder el control y dañar a los demás, sabía lo que se sentía recuperar la conciencia, mirar lo que habías hecho y sentir tanta culpa que te consumía; yo lo entendía y justo por eso no podía odiarlo.

En otras ocasiones tuve un breve vistazo de las crisis que sufría Logan y pude ver cuanto le costaba mantener el control sobre si mismo, pero hoy, cuando lo vi ahí, golpeando a los Marshall frenético, me di cuenta lo similares que en realidad éramos; sus sentidos estaban nublados, su ojos se encontraban vacíos y lo dominaba el instinto más básico, el instinto de sobrevivir, pero también había una ira tan pura que cualquiera hubiera corrido en dirección contraria, aunque claro, yo hice lo contrario.

Enzo no se veía asustado, al contrario, su rostro solo revelaba una clara preocupación, pero cuando falló en detener a Logan, di un paso hacia adelante y me abalancé para intentarlo yo, lo cual para cualquier persona hubiera sido una completa locura.

Cuando sentí el golpe, para ser franca, no me importó; solo podía pensar en detener a Logan y ayudarlo a retomar el control, pero Enzo si que se alteró y gritó mi nombre con desesperación lo que de alguna forma consiguió parar a Logan, aunque la mirada que me dio, me paralizó el corazón.

En sus ojos había arrepentimiento, miedo y un profundo dolor; él no quería lastimarme, pero hacerlo lo lastimó a él y eso estaba claro para mí; tardé un segundo en reaccionar y detuve a Enzo para que me dejara ir por Logan que estaba cegado por lo que había hecho, pero cuando por fin lo tuve cerca, no estaba segura de como proceder.

Sus nervios, su miedo y su ansiedad afectaban mi temperamento, pero no podía permitirme perder la poca estabilidad que me quedaba, así que me concentré en Logan y en hacerlo sentir bien hasta que finalmente cedió, recuperando un poco la compostura, lo que fue mi señal para tomar su mano y arrastrarlo hacia un lugar seguro.

Nuevamente tomamos asiento en el largo sofá y Enzo se acercó con el botiquín para empezar a curarnos; las manos de Logan se veían fatal, pero el dolor no se veía reflejado en su rostro, en cambio era obvio que yo si sentía dolor.

Mi labio palpitaba, el sabor de la sangre inundaba mi boca y sentía que mi cara se inflamaba, pero aun así intenté con todas mis fuerzas mantener el dolor a raya para que Logan no sintiera más culpa de la que de por si estaba sintiendo, sin embargo, cuando Enzo empezó a limpiar mi herida, un pequeño quejido escapó de mis labios y me estremecí.

-        Tranquila, ya voy a terminar – dijo Enzo y asentí mientras que él volvía a acercar el algodón a mi labio

Una vez que terminó con mi herida, se acercó sigilosamente a Logan para curarlo y me sorprendió el notar como no había ninguna reacción o gesto, como si las heridas físicas sencillamente no le importaran; su expresión era neutra, su mirada estaba perdida, pero yo no podía evitar estremecerme al ver como la piel de sus nudillos se desprendía.

Los tres estábamos en silencio, sin saber realmente que decir o como actuar; las cosas estallaron muy rápido y también se desmoronaron con gran facilidad; así que ahora todo estaba en una cuerda floja y cualquier paso en falso no haría más que empeorar las cosas.

-        Deberían ir a casa – dijo Enzo rompiendo el silencio – Aquí no se puede hacer mucho por el momento

-        Como sea – respondió Logan levantándose y me sorprendió lo rápido que aceptó la propuesta

-        No lo tomes personal, siempre se pone así después de uno de sus episodios – soltó Enzo en cuanto Logan se alejó – Fue valiente lo que hiciste, no cualquiera se hubiera atrevido a acercarse a él en ese estado

LOGANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora