IVY
Le dije la verdad y por primera vez desde que Dante murió, me sentí a salvo y era gracias a Logan; él me consoló, pero no me miró con lastima como solían hacer las personas que descubrían lo que me sucedió.
En la vida, cuando pasan cosas malas, la mayoría de personas se quedan calladas sin saber que decir, solo mirando con pena y rezando para no sufrir un destino similar; los seres humanos solemos desviar la mirada cuando la situación frente a nosotros nos hace sentir incómodos, no importa si eso lastima a otra persona mientras que nosotros estemos bien.
El ser humano es hipócrita por naturaleza, finge preocupación y hace siempre la misma pregunta, ¿Estás bien? Cuando la única respuesta que quiere es afirmativa, porque realmente no le interesa descubrir que es lo que hiere a los demás, cuales son sus preocupaciones o que los mantiene despiertos por la noche.
Cuando mis padres supieron lo que me sucedió, desviaron la mirada, los doctores en el psiquiátrico hicieron lo mismo, pero eso fue aun peor, porque continuaron insistiendo en que hablara del tema, en que les contara por lo que pasé, en que lo escribiera, que lo enfrentara, cuando lo único que yo deseaba era olvidar.
Su ciencia les decía que yo tenía que hablarlo para sanar, que tenía que plasmarlo en algún lugar para poder salir adelante; su ciencia era lo único que les importaba, querían que encajara en lo que una víctima debía ser y que su método de recuperación funcionara, como se suponía que debía pasar, pero cada persona es distinta, cada dolor es diferente y no por ser considerados víctimas estábamos obligados a encajar en un molde y someternos a que intenten curarnos.
Durante toda mi vida me dijeron que estaba mal, que estaba enferma, que estaba rota o tan dañada que era irreparable y después de lo que me pasó, eso solo terminó por confirmárselos; mis padres me veían con lastima, pero tan pronto como les dijeron todo lo que supuestamente hice, me miraron con terror, como si fuera un verdadero monstruo, aunque quizá siempre fui un monstruo para ellos, tal vez nunca fueron capaces de verme de otra forma.
Logan fue el primero que no me miró con lastima ni me trató como si fuera un monstruo, él no desvió la mirada ante mi dolor ni fingió que mis lágrimas no estaban ahí, solo me consoló y me hizo sentir que estaba a salvo junto a él; fue el primero en escuchar mi historia sin juzgarme o tomar una posición; no debería ser así, pero en este mundo se suele culpar a la víctima y la carga que tiene que llevar sobre sus hombros es la más pesada y dolorosa.
Nadie entiende su dolor, todos forman su propia opinión y juzgan a la persona según esa decisión; es triste y terrible, pero esa es la realidad, porque en este mundo las victimas sufren de una u otra forma y las heridas rara vez sanan; yo era un ejemplo de ello.
Mis heridas seguían intactas y dolían como cuando fueron hechas, con el tiempo aprendí a lidiar con ellas y algunas se convirtieron en cicatrices, pero entonces, nuevas heridas aparecieron gracias a las palabras de las personas; por fuera me mantuve fuerte, quise aparentar que el hecho de que me juzgaran, no me importaba, que el que me creyeran un monstruo vil sin alma ni remordimiento, no me afectaba, pero esa parte de mi que seguía siendo frágil, sentía mucho dolor.
Logan fue quien me dijo que no había nada malo en ser considero un monstruo, porque al final, por una u otra razón... todos los somos; pero quizá no todos los monstruos hacen cosas monstruosas, tal vez los monstruos también pueden alcanzar la redención.
- Iremos por ellos hoy – dijo Logan entrando a la habitación
- ¿Qué? Pero... no es demasiado pronto
- Es la mejor oportunidad
- Iré con ustedes
- No – declaró con seriedad
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LOGAN
Teen FictionExplosivo, Cruel, Egoísta, Loco Son algunas de las palabras por las cuales me conocían; solo mencionar mi nombre hacía retroceder a cualquiera, pero ahora, no quedaba nada, solo el maldito trastorno por el cual me habían encerrado. ¿Estaba loco?, qu...