CAPÍTULO 33

1.4K 183 20
                                    

LOGAN

Los mataría, los haría sufrir tanto que rogarían por piedad y aun así no me detendría, tal y como ellos no se detuvieron cuando Ivy les rogó que lo hicieran.

Verla llorar me hizo sentir impotente, pero al mismo tiempo despertó en mi un sentimiento completamente desconocido; un sentimiento de protección.

Nunca antes me importó proteger a alguien más, nunca me interesó el destino de los demás, pero cuando se trataba de ella, todo era diferente; mantenerla a salvo me importaba y por más que quisiera negarlo, esa era la verdad; Ivy me importaba y eso era aterrador.

Desde muy pequeño aprendí que los sentimientos solo te volvían débil, te convertían en alguien realmente vulnerable y querer proteger a otra persona además de ti mismo era peligroso; siempre me negué a que alguien me importara, me preocupé por mí y solo por mí, nunca imaginé que entre todas las personas ella terminaría significando algo para mí.

Ivy tenía varios lados y cada uno de ellos me atraía de una manera diferente; cuando discutíamos, ella encendía la chispa que me hacia perder el control, pero después, con solo unas palabras lograba calmarme; ella era la única con ese poder, hacia crecer las llamas y las apagaba con un suspiro, era calma y tormenta al mismo tiempo, lo cual resultaba sumamente excitante. 

Cuando nos conocimos, chocamos de inmediato y en más de una ocasión acabó con mi paciencia, pero de alguna manera con el pasar del tiempo consiguió meterse en mi cabeza y ahora me era imposible dejar de pensar en ella; quería mantenerla a salvo, quería sanar sus heridas, quería cosas que nunca creí posibles y por primera vez en años, no tenía idea que hacer.

A mi mente regresó ese beso y lo que despertó en mi interior; no podía olvidar la calidez que emanaba su cuerpo y la forma como dejó de temblar en cuanto presioné mis labios contra los suyos; recordaba la suavidad de su piel al contacto con mis manos y como sus latidos se volvieron más tenues mientras acariciaba su rostro; pero la sensación que me recorrió el cuerpo cuando nos separamos y abrió sus ojos de golpe mirando fijamente a los míos, era algo indescriptible.

Sus ojos verdes me envolvieron en un segundo y cuando preguntó la razón por la cual la había besado, respondí por impulso intentando sonar indiferente, aunque por dentro era un completo caos; ni yo mismo entendía porque la besé y francamente prefería no saberlo, porque temía a la respuesta.

Me giré hacia Ivy que dormía tranquilamente sobre mi cama y acerqué mi mano lentamente para quitar los cabellos que caían sobre su rostro; se veía tan delicada... se veía preciosa y no podía dejar de mirarla.

¿En qué momento se metió tanto en mi cabeza?

¿Cómo era posible que sintiera cosas por ella?

Aun quedaban rastros de lágrimas en sus mejillas junto con un leve sonrojo que la hacia lucir muy adorable; sus labios se veían secos y por momentos su respiración se entrecortaba, pero a pesar de todo eso, ella seguía viéndose perfecta o al menos eso era ante mis ojos.

Cuando quise levantarme de la cama, ella se movió ligeramente y apretó el agarre que mantenía sobre mi brazo mientras en un suave susurro pronunció una frase que me paralizó.

"No me abandones"

Ahora que conocía su historia, entendía el peso de sus palabras y el profundo dolor que cargaba en su alma; los Marshall no solo la torturaron, ellos la quebraron de muchas maneras, Ivy tuvo que soportar abusos no solo físicos, sino también emocionales, tuvo que escuchar los gritos de una persona importante para ella y ver como lo asesinaban lentamente sin que pudiera ayudarlo; Ivy tuvo que soportar un encierro en un lugar despreciable, tuvo que tolerar que ese doctor, si se le podía llamar así, intentara sobrepasarse con ella; tuvo que soportar demasiado para la edad que tenía y todo lo que vivió había dejado su marca.

LOGANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora