[AU Volkacio Universitario 2/3] Promesas rotas

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Y lo hizo, finalmente lo dejó ir cumpliendo con su palabra. Se detuvo a medio camino, lejos del lugar donde estaba el baile, intentando regular su respiración ante el trote, sintiendo de a poco la presión en su pecho hasta estallar en lágrimas que intentaba borrar, solo lastimándose más.

La sensación de su piel con la suya no se iba de sus manos, su calor, su abrazo continuaba presente en sus brazos, aferrándose a ello y a su perfume impregnado en su traje.

Horacio no comprendía, ¿por qué dolía tanto dejarlo ir?

El amor dolía, lo comprendió con su primera relación, pero con Volkov, era distinto. Eran tan diferentes, más profundo, más fuerte y lo agobiaba.

Metió sus manos a sus bolsillos en busca de un pañuelo para limpiar su rostro, topándose con la cadena y dejarla caer al suelo, arrodillándose a recogerla y se detuvo a apreciarla en silencio. No se la dio como pretendía y tampoco quería regresar, si lo hacía, no podría dejarlo marchar de su lado.

Al fin y al cabo, él se iría, estaba decidido que sus caminos se separarían desde ese momento, y eso dolía más. Sus mundos se separarían para siempre.

"Solntse" leyó en el grabado de aquel dije del sol, tal cual su significado y lo atrajo a su pecho, siempre se lo decía, con el cariño más puro y ahora solo serían recuerdos que guardaría en un cajón, que no será abierto nunca más.

Y el collar iría con ellos.

Volkov apenas se movió de la pista, mirando la misma dirección que el chico de cresta se había marchado, sintiendo la amargura en su pecho y el llanto aproximarse en sus ojos. Si no fuera por Greco que lo sacó de ahí, estaría seguro que se hubiera roto aún más al escuchar una canción de los dos. Y que dolía escuchar que ese esperar nunca llegará.

"Yo te conocí en primavera

Me miraste tú de primera

De un verano eterno me enamoré"

Greco lo llevó al parking, apoyándolo en el capo de su auto mientras contactaba con Jack por celular, dejando que Volkov agachara la mirada, abrazándose con fuerza y soltara las primeras lágrimas silenciosas.

—Volkov... -la voz de Greco llegó a sus oídos, pero no fue suficiente para que hablara. —No resultó, ¿verdad?

Negó con la cabeza.

Aquella noche se convirtió en el mejor y peor recuerdo a la vez que ambos chicos recordarían el resto de sus vidas.


[•••]


Y el día llegó.

Los exámenes finales de todas las facultades dieron su fin con las publicaciones de las notas, así como remediales y quedados. A Volkov lo felicitaron por acabar la universidad de una vez por todas, pero a su vez, significó que su regreso a Rusia estaba a la vuelta de la esquina. No pudo evitar suspirar, mirando las notas y el tiempo en su contra.

"¿Podría hacer algo?", pensó.

Miró a un lado del pasillo, los de último año de periodismo observaban también sus tablones de nota de su penúltimo semestre. No lo vio en ninguna parte, ni había rastro de él últimamente desde aquella noche y Volkov lo había buscado con la mirada un par de veces, sin lograrlo.

Y se decepcionaba de no poder verlo en los últimos días de su estadía antes de irse.

Horacio evitaba a toda costa cruzar su camino con el peligris, manteniéndose a salvo en su habitación y recibiendo toda la información por parte de Gustabo, sintiéndose aliviado de encontrar un hueco donde ocultarse por un tiempo. Estaba huyendo de los problemas, pero éste no quería enfrentarlos, no se sentía listo, sintió que desde el baile había sido un error pedirle un último encuentro.

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