Un poco de OS's ✅

En otra vida ○OS Hollins○

¿Alguien del team Hollins?

Bueno, pueda que les guste, aunque es sad :D

No aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes.

El rubio meditaba en silencio aquella frase que rondaba por su mente desde la mañana, con un toque de culpa, tristeza y melancolía. Resultaba irónico que la galleta de la suerte sorteara algo tan cierto por cómo se encontraba ahora, desde que recibió aquella noticia, supo la razón de su estado. Apreció a aquel chico de cresta cuando ya no estaba a su lado, cuando alguien más llegó y lo consoló, como él antes lo hacía o lo hizo a su manera, a su ritmo y forma de amar.

Quizás era el karma, pensaba. Actuando en su contra, burlándose de él por no ser tan directo.

Ahora no estaría con la mente hecha una mierda, patrullando y forzándose a no pensar en lo que escuchó de la propia boca del ruso.

"—Agente Collins, ¿sabe que pronto habrá una boda? -El tono era entusiasmado, al menos eso quería diferenciar tras el tono frío y formal. El rubio giró hacia el ruso, observando con una ceja alzada.

—¿Ah sí? ¿Y de quién? -sus manos fueron hacia el bordillo de su cinturón, adoptando una pose firme.

—Horacio.

Su mente detuvo las frases graciosas que tenía pensado decir, sus manos colgaban en ambos lados de su cuerpo y una mirada incrédula atravesó sus ojos, sin creer lo que el federal le decía.

—¿Estás de coña? ¿Horacio con quién se casaría? -intentó reír, pero la noticia le había caído como un balde de agua fría.

—Suena loco, lo sé. -Al contrario, Volkov reía nervioso y entusiasmado. —Bueno, yo... llegamos a un punto que... bueno. Le he propuesto la idea y ha aceptado.

Collins giró su cabeza lentamente, algo sorprendido con la noticia y forzó una sonrisa. —Pues, venga, felicidades hombre, espero... que seáis muy felices.

—Gracias, lo seremos".

Detuvo el coche en la comisaría de Sandy, bajando de un portazo y caminando hasta recepción. Una leve jaqueca lo acechaba y lo último que quería era amargarse. Buscó salir de servicio, cuando la voz de un federal que tanto conocía, que no había visto por mucho rato, que anheló escuchar en su regreso, se coló por sus oídos. Lento, sus ojos hicieron contactos visuales, dos pares de ojos cansados del trabajo y sorprendidos por volverse a encontrar.

El mundo se detuvo por segundos, si no fuera por otro sheriff, estarían por un largo tiempo en su letargo.

Horacio se acercó, con su pasamontaña cubriendo la mitad de su rostro y sus ojos lo escanearon, Collins imaginó la sonrisa burlona que sus labios formaban al no verlo con su ropa habitual, la que siempre cargaba encima y lo hacía ver superior. —¡Collins! Hace tiempo que no te veo.

—Agente H, ¿qué tal? ¿Aún sigues dando vueltas por aquí?

Rió. —Hay que... seguir trabajando, lo normal. -alzó sus hombros. Ambos estaban de pie, frente a frente, con cierta timidez. —¿Te apetece charlar?

Collins asintió.

Ambos subieron al coche del sheriff, saliendo y manejando por la carretera, disfrutando del silencio de la noche y la frescura de la brisa marina. Vio de reojo a Horacio sacarse la máscara y la gorra que lo acompañaba, peinando su peculiar y característica cresta, ahora, roja.