[OS Volkacio] Anillos

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VOLKACIO SOFT Y CÓMICO




El micrófono de la sala de eventos fue saturado, siendo tomado torpemente por un Horacio borracho tambaleándose sobre el escenario, silenciando la música para aclarar su garganta y mirar a todos los presentes que fijaban sus ojos en él por el ruido. Volkov junto a compañía le prestaron atención, interrumpiendo su conversación con cierta extrañeza.

—Pero qué hace. –susurró Gustabo a lo lejos, partiéndose de risa al verlo tan borracho y apenas sostenerse con el soporte del micrófono. Presentía que algo bueno no era, sacando su celular y grabarlo en secreto.

Un suspiro, seguido de un jadeo, Horacio sostuvo con más fuerza el micrófono de su mano mientras bebía con su otra mano whisky. Conway le señaló al peligris lo que tenía en la mano y los nervios del ruso se dispararon.

—¡Felicidades a los novios, ¿no?! –exclamó con cierto cinismo, mirando directamente a la mesa de Volkov y la apartó, soltando un sollozo. —¡Qué sean felices y perdices para toda la vida!

—Pero qué cojones... -susurró Conway a su lado, llevando una mano a su rostro con severa vergüenza.

Horacio continuó con su discurso, Volkov no sabía dónde meterse más que recibir risas de los demás.

—Ya sabía que el comisario Bombón se iba a casar algún día. –arrastró la penúltima letra con cierta lentitud, hipando. —Y duele, ¿por qué no puedo olvidarlo comisario?

La gente se mantuvo expectante, algunos soltando sonidos llenos de ternura mientras que muchos empezaron a carcajear alto al no soportar más la risa, Gustabo era uno de las risas escandalosas y Volkov ya no iba a poder soportar más, levantándose bruscamente para ir a por él.

"¿Qué cojones hace?" pensaba, caminando con calma y subió cada escalón del escenario, tomando la botella de su mano, luego una de sus manos, mirándolo. Horacio alzó su vista, pero en aquellos ojos bicolores que antes lucían felices llevaban un manto de dolor con lágrimas desbordando de ellos. Conmovió el corazón del ruso, pero no quitaba la repentina vergüenza que sentía por el escenario montado y a la vez quería partirse de risa como nunca.

"¿Y me casé con él?", rió internamente.

—Hey, ¿por qué llora? –habló delicadamente, sosteniéndolo por un brazo y ayudándolo a bajar del escenario. Horacio se dejó llevar por su estado, casi cayendo al saltar y fue Volkov quién no lo dejó caer.

—U-Usted me ha abandonado. –dijo sin dejar de hipar, aferrándose al smoking negro del mayor con dolor y Volkov palmeó su espalda con cariño, escondiendo una sonrisa. —Se ha casado... lo he perdido.

—¿Por qué dice eso? –continuó Volkov. —Usted no me ha perdido, deje de decir eso.

—Pero...

—Joder Horacio, usted está casado conmigo. –soltó Volkov al no soportar verlo llorar, deteniendo el llanto del nombrado. —Hace media hora que estamos festejando nuestra boda y usted se pone a montar un escenario, ¿acaso no ve el anillo en su dedo anular?

Y Horacio le hizo caso, mirando su mano y observando el brilloso anillo de oro en su dedo anular, lucir con orgullo y amor. Horacio recordó el momento en que Volkov tomó su mano con suma delicadeza, sin ocultar la felicidad que le provocaba ese momento y sonriendo únicamente para el hombre frente a él que lloraba, apretándolo suavemente y colocándole el anillo que significaría el inicio de una nueva vida a su lado, de una nueva etapa donde compartirían sus almas, congeniarían sus ideas y cumplirían sus promesas.


"Con este anillo, no solo uno mi vida contigo, estoy dándola por ti, porque estoy dispuesto a buscarte en cada vida que sea posible y volver a coincidir, para repetir una y otra vez cada caricia, cada beso, cada momento a su lado. No me importa la manera que lo haga, he perdido mucho tiempo en esta vida por no actuar y ahogarme en los por qué, sin dar paso a mis deseos y sentimientos. Horacio, nuestra unión es solo una fase más, porque nuestro amor empezó desde el primer momento que lo vi. Y créame, estoy perdidamente enamorado de usted".


—¿Se acuerda ahora? –susurró Volkov ante el silencio de su ahora esposo, levantando el rostro de Horacio hacia a él con su mano y sintiendo las miradas de todos los invitados para ver su día más feliz. Las mejillas de Horacio se tiñeron de rojo y buscó el pecho del mismo, refugiándose en él nuevamente, muerto de vergüenza. La contagiosa risa de Volkov se escuchó por el lugar, siendo sacudido en su pecho y Horacio no tuvo mayor placer que escucharlo reír.

—Perdón. –susurró bajito y alzó su rostro viendo a su esposo, Volkov negó con la cabeza, divertido mientras acariciaba su mejilla y limpiaba las lágrimas. —No me dejes tomar alcohol de nuevo.

—Creo que usted no aprende a controlarse, pero gracias. –susurró dándole un beso en la frente, sin importarle si alrededor vuestro lo observaran como dos piezas en un museo. —Nunca lo abandonaré, Horacio, no sería capaz de perderlo de nuevo.

Horacio sonrió tontamente enamorado, robándole un beso fugaz al comisario de Los Santos y recibiendo festejos por parte de todos.
Esto solo era el principio de una vida por delante, de una vida de muchas.

Porque sus almas siempre estarían conectadas para un mismo destino: amarse.



N/A

MIS PADRES, LOS QUIERO

Perdón ando modo fangirl

-Ker

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