"I Wish You Were Mine" [OS Volkacio]

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-Cuando avise que reproduzcan la canción pueden hacerlo en ese momento o después, con tal que se ambienten y entiendan el sentimiento estaré feliz ♥-

Versión jóvenes adultos y fuera del mundo de GTA









Si existiese una palabra para definir su persona, sería un sol.

No sabría explicarlo, ni definir lo que causaba en mí, fue una simple casualidad de la vida cuando cruzó en mi camino, que mis ojos no se apartaron de él, magnético y cautivador. Su sonrisa fue la causante de los nuevos estragos que mi corazón abarcaba ahora.

¿Cabía la posibilidad que un gesto detuviera el tiempo a mi alrededor?

Todo era su culpa, tenerme aquí, de pie y mirándolo en una esquina tímidamente, con una boba sonrisa y manteniendo mi compostura junto a un vaso de vodka, mientras que todo el mundo seguía en una fiesta en la que mi mente no seguía el rumbo. Reía, seguramente me veía patético, en espera de una interacción de su parte.

"¿Por qué esperar en vez de lanzarme?" Repetía mi mente una y otra vez, pero no podía.

Porque no estaba solo, Horacio nunca estaba solo y mi cobardía ganaba.

Su imagen irradiaba tranquilidad, amabilidad y paz. Su voz lograba aliviar hasta el más caótico ruido de su alrededor para que todos se fijaran en él y, aunque en su mirada se veía que no buscaba ser el centro de atención, lo era y nadie protestaba.

Sin embargo, había un fallo tras todo su alrededor.

A su lado iba de la mano junto a un rubio, sujetándolo sin dejar de sonreír y de animar a su alrededor, aquel chico era Chris Collins. Su actual pareja y parecían uno de novela, siendo los más populares del momento.

Una amarga sonrisa atravesaba mi rostro, bebiendo en seco el último contenido de mi vaso antes de apartar la vista con dolor. Estaba claro que yo salía perdiendo en medio, mi maldición de fijarme en alguien que jamás estaría a mi alcance. Que jamás sería mío.

No de nuevo.

Suspiré, retirándome de la esquina y volviendo a la mesa en busca de otra bebida. A mi lado llegó Greco, apegado a su novia Iris quienes no dejaban de darse sonrisitas discretas que me incomodaban. Con un gesto los detuvo y ella se fue, dejándome a solas con aquel muchacho chismoso y que codeaba mi brazo sin dejar de hacer gestos hacia Horacio. —Disimula, joder. -susurré.

—No puedo, sabes que no me agrada Collins y Horacio es mi amigo, me dan ganas de darle una hostia para que reaccione. -reí.

Y tenía razón, Collins no era un buen partido, pero no podíamos contra la terquedad del castaño y Greco no hizo nada más que callar. A veces también me gustaría acercarme de nuevo para ayudar a que se diera cuenta.

Pero tampoco era alguien digno de hacerlo, no después de mis palabras que mandaron todo al caño e hicieron dudar de todo.

Agarré el otro vaso, agitando su contenido lento antes de llevarlo a mis labios y mirar un punto fijo, perdido en mis pensamientos. Greco ya se había ido, solo estaba yo solo hasta que una presencia a mi lado me obligó a espabilar, girando y encontrándome a esos bicolores ojos que alguna vez me hipnotizaron, trayéndome recuerdos del pasado. El tiempo volvió a pausarse, haciéndome a un lado, como si su toque quemara mi piel y de algún modo quise escapar, sabiendo que no debía.

Sin embargo, su voz hizo que me quedase, una vez más.

—Víktor... hace tiempo que no te veo... -susurró, devolviendo mi vista en él. Ahora miraba su perfil mientras servía licor en su vaso. En su voz no había rencor ni enojo, era calmado y sereno. Me miró, como si no me afectara.

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