Artemisa y Horacio [Oneshot InfamesRP]

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-Canción de inspiración-




Un mundo donde Athenea y Willy seguirían vivos...

Y los gemelos hubieran nacido, pero los hubiera no existen.


Me duele (me sigue doliendo, justo en este mes)





Corrió como pudo, desenfundando el arma del lateral de su cinturón y apuntó sin dudar alguna al sujeto de espalda, quien sostenía un bate y estaba golpeándola. El ruido alrededor se minimizó en nada, solo se escuchaba el eco del disparo incrustarse en el cráneo del tipo hasta detener sus movimientos y arrojar el bate a un lado, al igual que su cuerpo caer y rebotar en el suelo rocoso. Pronto el control volvió al cuerpo del agente, apuntando a otra dirección para disparar a diestra y siniestra a los causantes de la muerte del oficial que yacía a sus pies y la rabia consumía el cuerpo de Horacio, escuchando las pisadas de los sheriffs a su espalda y la policía.
Se detuvo frente al causante de las heridas de su mejor amiga, volviendo a disparar a su cabeza, una y otra vez, cegado y distante. No fue hasta que Collins puso su mano en su hombro, regresándolo a la tierra.

—Ya está muerto, déjalo.

La reacción lo hizo girar, buscando por todas partes a los dos integrantes de la LSPD secuestrados, encontrándose con la imagen de Banks muerto, con un disparo en la cabeza y varios en su cuerpo. Gruñó, apartando la vista.

No llegó a tiempo.

Buscó a su mejor amiga, siendo atendida por algunos oficiales mientras esperaban la llegada de los LSMS. Estaba consciente y sus manos se dirigieron a su vientre, protegiéndolo y Horacio se acercó, intentando obtener tu atención.

—Athenea... -susurró, intentando captar sus ojos sobre él, lo consiguió, lucía atemorizada y pronto empezó a llorar, sin lograr moverse por los golpes en su cuerpo. —Perdón, perdóname...

—¡Los EMS están aquí!

Los demás oficiales apartaron al agente de ahí, mirando todas las acciones y preguntas que soltaban para la oficial, subiéndola a la camilla y llevándola hacia el exterior de la mina abandonada para ser atendida con urgencia. Horacio los siguió por detrás, incluso subió a su moto y no tardó en dirigirse directamente al hospital del sur, por ella.

Los pensamientos del agente no paraban, se culpaba por lo que sucedía, por arrebatarle la felicidad de su vida y por casi perderla al involucrarla en su mundo. Tragó saliva, apretando con fuerza el manillar. Al menos la salvó a ella, a justas.

Si la perdía ahora, solo condenaría su presencia como la muerte misma.

Al llegar, aparcó como pudo la moto y corrió dentro, notando como la oficial era llevada a una sala para atenderla y quedó atrás, con varios oficiales que esperaban noticias de su estado y algunos preguntándose por Banks. De inmediato, otra camilla entró al pasillo, pero en dirección a la morgue y pudo identificar de quién se trataba.

Y su corazón de oprimió aún más, sentir que pudo hacer mucho más y salvarlos a tiempo, sin embargo, no tuvo la suerte a su lado. Se dejó caer en una silla, agarrando su rostro entre sus manos y gruñir, estaba tan desolado y con miedo, miedo de lo que pasaría ahora que se los había cargado a casi todos de esa mafia.

No se fue de ahí, se mantuvo en ese pasillo por casi cuatro horas eternas, harto de no saber lo que sucedía dentro y a punto de sucumbir a sus impulsos para entrar forzadamente, sin embargo, un doctor salió e informé, en brevedad, lo que sucedió y el estado de Athenea.

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