Capítulo 35

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¡Hey! ¿Cómo han estado en estos cuatro días? 

Quise actualizar ayer pero la vagancia me ganó y actualizo hoy. No voy a subir mañana, posiblemente después.

Besos,

Camila C.

Capítulo 35

 

Nos sentamos en la gigantesca mesa del medio. Carl, como anfitrión, se sentó en la punta de la mesa, pudiendo ver a todos en la sala. Después, Martha y Peter le seguían. Finn estaba al lado de la mujer y yo al lado del segundo líder, haciendo que él quede frente a mí. A su lado, Bran y George se sentaron en la mesa algo dudosos. A mi lado estaba Bella y luego Jack, seguido por mis padres y otras personas que no conocía.

Al sentarme y miré la mesa en frente de mí. Había un plato enorme, dos copas, tenedores, cucharas y cuchillos; hasta una servilleta de tela. ¿Pero cómo rayos se comía?

Levanté la mirada y vi a Finn frente a mí, haciéndome un gesto para que mire detrás de él. Eso hice. Corrí un poco la cabeza y vi como Maite, Robb y Debby se sentaban tres mesas al lado, hablando y sonriendo junto a un hombre.

Eso era bueno, digo, si estamos algo separados podemos conseguir más información. Varios hombres con traje se acercaron con botellas de vino en la mano. Antes de decir algo, Carl detuvo al hombre, me miró y preguntó:

— ¿Cuántos años tienes, Magui?

—Dieciséis—respondí.

Él le negó al señor.

— ¿Y tus amigos?

—Dieciséis—respondí nuevamente.

También negó con una sonrisa.

—Son menores de edad, nosotros mantenemos las tradiciones, si no les molesta.

Miré por el rabillo del ojo a Finnegan, que estaba sonriendo mientras le servían el vino en la copa más grande y agua en la chica. Asentí, mirando mi copa con jugo. Me obligué a mí misma a decir algo cómo: “Sí, igual no quería”. A mí no me gustaba el alcohol.

Empezamos a entablar cierta conversación.

—Así que—empezó Martha—. ¿Cómo te va en la escuela, Magui?

Martha Olivar era el tipo de mujer inteligente, perspicaz, rápida, inteligente, con ganas de hablar hasta por los codos y fríamente calculadora. Y algo que me di cuenta durante conversaba sólo con Carl: ella siempre quería tener la razón. Si tu dijiste algo ella te lo corrige, te lo mejora y te dice que estás equivocado. Y te lo dice. Y eso no me caía bien.

Además, esto era para sacar información. Sacársela a ellos, no era para hablar de mí.

—Pues bien, aunque no soy un gran fan de ella—sonreí falsamente y miré a Bella—. Mi amiga, Bella, ella si es súper inteligente, cuéntanos, Bella.

Ella me miró mientras masticaba pan y comenzó a hablar con Martha, la cual estaba muy feliz en su pequeña charla.

Pero, entonces, devuelta se volvió a mí, luego de hablar con Jack:

— ¿Y cuantos pretendientes tienes tú, Magui? —me atraganté con el jugo—. A tu edad, yo tenía pensado un genial futuro.

—Em—la miré—, es que no salgo mucho de mi casa, la escuela, ya sabes…

—Oh, ¿pero en el pueblo en dónde estás? —insistió.

Me limpié un poco con la servilleta y la miré a sus ojos marrones.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora