Capítulo 26

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¡Hola a todos! Es algo muy cortito que tengo que decirles, no me maten. 

¡Ya volví de viaje! Se los digo porque, obviamente, tendré más tiempo para escribir y por eso, decidí lo siguiente: terminar la historia antes de marzo. Es mi propósito y quiero/voy a cumplirlo. 

(No actualicé porque tengo dolor de barriga por tanto viajar y, además, anginas y fiebre) Lo sé, soy rara, pero me duele el estómago cuando viaje. Y no se lo deseo a nadie. 

¡Además! (como si fuera poco) Mi word no anda, de forma que tengo que escribir en Wattpad y eso me tarda más, por alguna extraña razón.

Siempre suya, 

Camila C. 

Capítulo 26 

Me senté en mi cama mirando fijamente las hojas de los libros que tenía delante de mí. Mi mente me decía que estudiara si quería pasar de año como siempre lo hacía, pero, había otra parte ahí, escondida, que me obligaba a fijar mi atención a las hojas sin leer.

Les había mentido a mis padres, de nuevo. ¿Tan mala persona podría ser? ¿Magali Dudley, puedes ser así?

Estaba claro que no les podía contar y, en cierta forma, me reconfortaba saber que estaban a salvo así. Sanos y salvos por no tener la menor idea en donde su hija anda. Hace tres días me había metido en la casa de una loca, ahora muerta, que hacía una especie de maleficios. Ni siquiera yo se podía entenderlo, ¿cómo rayos se lo explicaría? Ni siquiera Finnegan sabía cómo explicarlo.

El estómago me rugió. Me dolía como el demonio y la cabeza me ardía sin parar. Me sentía mareada y con un leve resfrío. Me estaba enfermando.

Mi teléfono sonó, era Finn. Lo cogí rápidamente y atendí.

— ¡Hey! —me sobresaltó.

— ¡Hey!

— ¿Cómo has estado? —preguntó.  Me hacía tan bien escuchar su voz.

—Pues, bien—tosí—. Sólo que me estoy enfermando un poco, pero es por el cambio de clima, siempre pasa—expliqué.

Se quedó en silencio unos segundos.

— ¿Yo te hice eso?

Fruncí el ceño.

—No…solo es el clima, Finn—negué—. ¿Qué pasó?

—Quería escuchar tu hermosa voz…

— ¿En serio? —me ruboricé.

—No, mentira—carcajeó—. Bueno, si quería hacerlo, pero no te llamé sólo por eso.

Suspiré. No es que Finn no sea considerado, pero me hubiese gustado que sea cierto. Sólo esta vez y nada más. Aunque, hay que admitir que me causó gracia.

— ¿Estás sola en casa? —preguntó.

—Sí, ¿por?

Había duda en soltárselo así como así, pero luego recordé que era él y se me pasó.

—Pásame el número.

Al cabo de unos segundos, el teléfono de abajo sonó. Salí a responder, sabiendo que era él.

Mamá y papá se fueron a la casa de Bella, una especie de reunión de adultos. Les dije que me sentía mal, falté al colegio hoy y, por suerte (o no tanta), mañana era sábado.

—Hola—hablé.

—Hola—dijo—. Te llamé por lo de la voz y el plan.

— ¿El plan? —ignoré lo primero.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora