Capítulo 2:
— ¿Cuánto falta? —me preguntó Jack.
—Señor Jhonson, si no le interesa mi clase—le dijo Stwart a Jack—, se puede retirar.
Jack suspiró y negó con la cabeza.
Teníamos cuatro horas semanales de clases de historia, y ni Jack, Bella y yo nos gustaba esa idea.
—Falta un minuto, ¿puedes dejar de preguntar? —le susurré a Jack.
—Lo siento—murmuró—, ¡no sabes lo divertida que es ésta clase!
Suspiré profundo y en segundos el timbre tocó.
Me levanté para guardar todo en mi mochila, el profesor me llamó.
—Dudley, ¿puedes venir un segundo?
Yo asentí y me acerqué a él con la mejor cara posible.
—McQueen, ven.
Al lado mío se posó un chico castaño de ojos marrones. No tenía una sonrisa en su rostro, pero al saludar se formó una perfecta en este.
—Hola—dijo con una voz que me hizo temblar de pies a cabeza.
— ¿Finn, verdad? —preguntó Stwart.
—Así es—respondió Finn o Finnegan, me da igual.
El profesor me miró con una sonrisa incomprensible y se aclaró la garganta para hablar.
—Magui, necesito una tutora—me dijo.
¿Yo? ¿Tutora? No era la mejor en historia, pero sin embargo aprobaba. Pero, de allí a ser una tutora, no.
— ¿No le puede decir a Marcie? —supliqué—. Usted más que nadie sabe que no soy la mejor en esto.
—Pero usted es mejor que McQueen—dijo y me guiñó el ojo—, dos veces por semana, solo necesito que apruebe.
—Pero—protesté, pero el profesor me detuvo.
—Sin peros, los lunes y los martes, que les vaya bien—dijo y se fue dejándome sola junto a Finn.
Me di la vuelta para encararlo.
Él estaba con ambas cejas levantadas y sonriendo.
—El próximo lunes me vendría mejor—me dijo—, ¿te parece bien, Dudley?
Yo asentí seria y me retiré del salón.
No me podían obligar a hacer tutoría si yo no quiero.
No me gusta historia y no quiero pasar horas extras enseñando.
Es totalmente injusto, y además, ni siquiera conozco a McQueen. Con suerte sé su nombre y apellido.
Era la última hora, así que recogí mis cosas y me dirigí al bosque.
Entré a mi casa y estaban mi padre y mi madre.
La familia Dudley.
Una familia normal, que tenían sus cosas. El padre trabajaba, como todos los lobos, en una fábrica. Solamente para lobos blancos. La madre, recolectaba comida del gran bosque y tomaban cursos para el bienestar de su familia. La hija o el hijo, iba a la escuela hasta sus 18 años. Y así con todo.
Todos tenían la misma vida, las mismas reglas, el mismo dinero y los mismos trabajos.
Que divertido.
—Hola—los saludé.
Ellos corresponden al saludo, pero están metidos en sus cosas.
—Linda, ¿cómo te fue? —me preguntó mi madre mientras me abrazaba.
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Black and White
WerewolfTres manadas: los blancos, los negros y los mestizos. Dos lobos diferentes por fuera, pero comparten cosas en común. Un amor surgió y eso ocasionó varios problemas. Los mestizos hablan. Magui Dudley, con dieciséis años de edad, conoce a Finnegan Mc...