Capítulo 12

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Capítulo 12

—La profesora me dijo exactamente que libros tomar—dijo Bella, sosteniendo cinco libros sobre ella.

Estábamos en la biblioteca pública, haciendo el trabajo. Yo estaba sentada escribiendo mientras Bella se acercaba a la mesa. Se colocó en frente de mí y comenzó a leer el primer libro.

Había cancelado a Finn ayer. No me sentía mal, era una tonta tutoría Mañana la recopilaremos y saldré con mis amigos, todos felices.

Levanté la vista de la hoja en la que escribía y miré a Bella con los ojos entrecerrados.

— ¿Solamente a ti te dijo los nombres de los libros?

—Y exactamente en que página se encontraba la información—me guiñó un ojo—. Las ventajas de ser molesta con los profesores.

Reí por lo bajo y concentré mi vista en el trabajo.

Al cabo de una hora y media terminamos.

Me quedé sentada mientras Bella ponía los libros en su lugar. Estaba pasando los acontecimientos de la noche pasada. Mi cabeza ardía y tenía unas ojeras impresionantes, no dormí en toda la noche.  

Esas palabras, esos ruidos. Esa voz…

Me penetraba la cabeza, parecía que un taladro me atormentaba.

Las imágenes se adelantaban. Pasaba la biblioteca, el bosque, la escuela, al hombre con que me topé más de una vez… Todo pasaba tan rápido y no parecía detenerse. La sonrisa de Finn. Él mirándome. La primera vez que lo vi. Stwart escogiéndome como su tutora. Bella con Ian. La casa de Jack. Mi mamá y mi papá. Todo.

Presioné los ojos con fuerza y me presioné ambas manos en los ojos.

—No es nada—murmuré—, tú puedes con esto. Siempre pudiste y siempre podrás.

— ¿Estás bien? —Bella se acercó a mí.

Asentí, sacando ambas manos. Parecía preocupada. Quería matarme por hacerla sentir eso Quería contarle todo, pero no podía.

—Sí, claro—asentí—. Me duele la cabeza desde ayer, no es nada.

— ¿La regla? —preguntó.

Asentí nuevamente.

Me inspeccionó de arriba abajo y luego frunció el ceño.

— ¿Segura? Magui, lo siento, pero no te creo.

—Bella, tuve una noche difícil—comencé, pero luego me arrepentí—. Vomité mucho, creo que fue una pizza en mal estado. Mi cabeza y mi estómago quieren estallar. Me duelen como los mil infiernos.

Ella pensó más. No me creía.

Su teléfono sonó. Al cabo de terminar la conversación, cortó.

—Oye, me tengo que ir, ¿me acompañas?

Negué.

—No puedo, tengo que dejar unos libros y comprar algo para mamá. ¿Está todo bien?

—Sí—se colgó su mochila en un hombro—. Cualquier cosa llámame, te quiero.

—Yo igual.

Me quedé sola en la mesa donde estábamos. Saqué el libro que tenía que dejar y lo inspeccioné para ver si estaba todo en orden. Me paré y sostuve el libro con ambas manos. Coloqué mi mochila en un hombro y me dirigí hacia el escritorio. Levanté mi mirada y me paré en seco, boquiabierta.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora