Capítulo 23
Me senté frente a Jack y Bella a mi lado. Pedí una malteada con una torta de arándanos y me felicidad se esparcía. Ya, sin más castigo. Aunque, no estaba tan feliz. Necesitaba respuestas a varias de mis preguntas, la curiosidad e intriga me invadían por completo.
Las cosas llegaron rápido, pero algo me alarmó.
El profesor Stwart, él que literalmente, empezó todo. Se mostraba tranquilo y relajado. Se sentó en una mesa de a cuatro, a diagonal nuestro, y ni siquiera se interesó por ver el menú.
—Miren, ahí está Stwart—dije.
Jack y Bella giraron su cabeza y lo vieron.
—Nunca me lo imaginé fuera de la escuela—Jack arrugó la nariz.
—Seguro que es una vida aburrida, como era de esperar de una persona como él—dijo Bella.
Sin embargo, no estaba totalmente de acuerdo con eso. Stwart era un hombre inteligente y sereno. Paciente y, por supuesto, fuera de lo común. No me esperaba una vida aburrida de parte de él, más bien una vida poco común. Debe tener su historia, como todos—pensé—. Una vida alocada de adolescente, y de adulto complicaciones.
Sí, así me lo imaginaba.
Luego de cinco segundos, una figura muy conocida para mí, se sentó frente a Stwart. Mi mandíbula se tensó, y quedé boquiabierta. Finnegan se mostraba despreocupada y, al mismo tiempo, enojado. Enojado con alguien.
Enojado con Stwart.
—Oh, Dios mío—susurré—. ¿Están viendo lo que yo estoy viendo?
Ambos se quedaron en silencio, hasta que escuché algo caerse.
Bella tiró la cuchara.
— ¡Por Dios! —susurró ella en un grito.
— ¿Qué rayos?
Jack se mostraba confuso.
— ¿Será el padre? —preguntó Bella.
Negué.
—Los padres de Finn murieron, ¿recuerdas?
—Mi padre está haciendo investigaciones, pero los mestizos se lo prohíben—aclaró Bella—. Sólo sabe que hay lobos negros, no puede saber nada más.
—Hamilton nunca volvió a mí—murmuré.
Y todo encajaba.
Hamilton no volvió a su puesto.
Te quiero proteger, Magali Dudley.
Los mestizos…
Hamilton era un mestizo.
—Necesito escuchar su conversación —murmuré, inconscientemente.
—Mira—Jack señaló la puerta del baño de hombres, pegada a su mesa—. Ahí, aprovecha.
—Jack, soy una chica—lo miré—. No puedo entrar.
—Yo sí—replicó.
Negué.
—Necesito escucharla yo, siento que la entendería mejor.
Bella nos miraba pensativa.
—Amigo, dame tu gorra y chaqueta—le pidió Bella a Jack.
Él, confuso, se la dio. En las manos de Bella apareció una chaqueta y gorra totalmente negras. Me las entrego.
— ¿Qué? —pregunté.
—Póntelas y ve al baño—dijo obvia.
— ¿Qué? ¡No entraré a un baño de hombres.
—Es tu última opción—se encogió de hombros.
Suspiré, resignada. Me puse la chaqueta y la gorra. La agrandé más para que todo mi pelo entre en ella y que me tape gran parte de los ojos.
Me dirigí al baño solitario y le puse la traba. Mi corazón se agitaba cada vez más.
Vas a escuchar su hermosa voz.
Apoyé mi oído con suma delicadeza y lo agudicé, tratando de escuchar.
Al principio, fue imposible lograr captar cual era sus voces, pero luego, la cosa se hizo más simple, aunque la conversación se me hacía más complicada.
—No te creo—dijo Finnegan.
—Soy tu única familia—dijo la voz de Stwart.
Se me heló el corazón.
—Mentira—negó Finn—. No eres mi familia, nunca lo fuiste.
—Yo no los maté.
— ¿Qué pasa si se los digo?
— ¿Te creerán? —la voz de Stwart sonaba incrédula—. ¿A ti en vez de a su líder?
Él era el líder.
—No seas tono, Finn, sé que eres más inteligente. No te rebajes.
—Conseguiré las pruebas.
—Sí, claro—rio—. Si fuera verdad…
—Eres la peor persona en el mundo—el tono de Finn era macabro, amenazante.
—Y tú el más iluso, sobrino—rio.
Mis ojos se abrieron como platos.
—Deja de llamarme así.
—Eso es lo que tu padre hubiese querido.
—Hubiese querido que no lo mates.
—Yo no lo hice, y lo sabes, McQueen.
Luego de un día, estaba en mi cama, inquieta. Preguntas y preguntas sin respuestas. Tenía que hacer algo, rápido, ahora.
Me movía por todos lados al pararme, así que decidí recostarme.
¿Era su tío? ¿Su tío mató a sus padres? ¿Stwart un lobo negro? ¡¿El líder?!
Nada tenía sentido, pero al mismo tiempo comprendía todo. Me senté y tomé mi celular, enviándole el mismo mensaje a Jack y Bella:
En The Smurfs, vayan un poco camuflados. Por favor, ¿a qué hora?
Jack:
Tu mamá está en mi casa, dice que vayamos ahora así no se hace tarde luego. ¿Qué pasó?
Bella:
Ahora, ¿nos encontramos ahí? Mi padre no está, está mi madre. Puedo ir.
Respondí luego de unos segundos:
Tengo una idea, les cuento allá.
Entonces, parecía que me debatía entre vida o muerte. Abrí a Finnegan en contactos y pulsé para escribir un mensaje. Los dedos me temblaban, quería apretar los puños, pero no podía.
Entonces, escribí:
Quiero hablar, en The Smurfs, ¿te parece?
En menos de un minuto, el mensaje fue respondido:
¿Cuándo?
Ahora—escribí—. ¿Puedes?
Claro, Magui. Te veo allá.
ESTÁS LEYENDO
Black and White
WerewolfTres manadas: los blancos, los negros y los mestizos. Dos lobos diferentes por fuera, pero comparten cosas en común. Un amor surgió y eso ocasionó varios problemas. Los mestizos hablan. Magui Dudley, con dieciséis años de edad, conoce a Finnegan Mc...