Capítulo 14

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Capítulo 14

Mi cara estaba jodidamente mal. Pasé junto a una ventana y podía notar mis pelos realmente alborotados. Y no nos olvidemos que parece que me deshidrato.

Pero, mi mente. Esa si estaba jodida. Punzadas me tomaban desprevenida y no dejaba de dolerme. Mi cabeza se estaba partiendo, al igual que mi alma. Deteriorando, cayendo.

Sus palabras no paraban de chocarme, de asfixiarme. Era terriblemente insoportable. No podía dejar de pensar en él.

Abrí la puerta de The Smurfs y organicé mi mirada. Visualicé a Jack a lo lejos, solo y con su celular. Me senté frente a él, saludándolo.

—Hola —dejó su teléfono a un lado —. Pensé que venías con Bella.

Negué.

—Lunes y martes tengo tutoría con Finn —dije, colgando mi mochila detrás de la silla.

—Ah —retomó —. Y, ¿cómo te fue? —preguntó, luego de beber un poco de agua.

—Bien —mentí.

El mesero sonrió, acerándose a nosotros con una libreta. Mi ceño se frunció. Lo conocía. Pero, ¿de dónde?

—Buenas tardes —dijo.

Tenía el pelo negro y los ojos de igual color. Era alto, muy alto. Parecía flaco y con cejas realmente grandes. Debería tener unos 25 años.

—Buenos días —dijo Jack —. ¿Puede venir dentro de cinco minutos? Esperamos a una amiga.

—No hay problema, chicos —sonrió.

Una vez que se dirigió a la cocina, lo seguí con la mirada. Lo conocía, yo lo sabía.

— ¿Qué miras tanto? —preguntó Jack.

—Nada —corrí mi vista inmediatamente.

Bella llegó unos minutos más tarde, sentándose junto a mí.

—Dios, esta ciudad es un caos —balbuceó.

— ¿Caos? —rio Jack —. Es una de las ciudades más tranquilas que he visto.

—Solamente viste esta —Bella entrecerró los ojos.

—Sigue siendo tranquila —se encogió de hombros.

No sé si presté completa atención a su charla. Muchas veces hablaba porque pensarían que algo andaba mal, y no les contaría. No ahora. No podía hacerlo. Mi mente pensaba a todo motor, no se detenía. Cerré los ojos con fuerza un segundo, tratando de relajarme. Mi cabeza dolía y no paraba de asustarme.

—Magui —me llamó Bella.

— ¿Si? —saqué las palmas de mis manos de la cara.

— ¿Te encuentras mal, verdad? —preguntó Bella.

—Estoy perfecta —sonreí —. ¿Qué pasó?

— ¿Luego vienes a casa? —preguntó Bella.

Ambos me miraban con atención, inspeccionando cada centímetro de mi rostro. Sabían que algo iba mal.

—Claro.

—Hola a todos —dijo el mesero, frente nuestro —. ¿Van a pedir?

Él.

Él estaba en el restaurant el día en que los criminales entraron en el.

—Yo quiero una malteada de chocolate con una torta de arándanos —sonrió Bella.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora