Capítulo 11

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Capítulo 11

Me quedé estupefacta. El corazón se me helaba y no podía sentir bien. No sabía cómo actuar o cómo reaccionar.

Acerqué mi mano hacia la perilla de la puerta y empujé. No se abría. Finn me encerró.

Está bien, se lo había prometido. No iba a salir, solo quería asegurarme de que no había nadie cerca. Él no confiaba en mí.

Me presioné contra la pared, sacando tres escobas de atrás. Suspiré y conté hasta 30. Trataba de fijar mis pensamientos en los números y no en mi cabeza. Suspiré y saqué mi celular del bolsillo. Marqué a Bella.

Luego de 4 tonos, respondió.

— ¡¿Dónde estás?! —gritó.

—Estoy bien, Bella—la tranquilicé—. ¿Dónde estás?

—Todos estamos afuera—dijo—. Dicen que hubo una explosión y nos evacuaron a todos fuera de la escuela. Ya llamé a nuestros padres, dijeron que vendrían en 10 minutos, y te necesito aquí. Estoy en la esquina—cortó.

Quería gritar, pero no podía. Finn había evacuado a toda la escuela.

No entendía porque hacía esto. Tal vez porque realmente le importo.

Sacudí la cabeza, eliminando ese pensamiento lejos. Yo no le importo, él no me importa. Lo conozco hace unas semanas. Tal vez esa manera de hacerme reír me atraía. O cuando me miraba.

No.

Yo lo odio y él a mí. Tal vez evacuó la escuela por Bella. Finnegan me prometió que ella estaría bien. Que no le pasaría nada. Además, él no confía en mí. Si lo haría no hubiese puesto la puerta con llave.

Me quedé 10 minutos más dentro, hasta que la perilla por fin se movió y Finn entró.

—Evacuaste la escuela—entrecerré los ojos, mirándolo. No podía mantener la mirada, menos mal que estaba oscuro y sólo podía distinguir pequeñas facciones—. ¿Cómo? ¿Por qué?

—Tengo contactos—su voz llenó el silencio e hizo que mis oídos se ponga alerta—. Tres personas más me ayudaron.

— ¿Y los criminales?

—Huyeron en cuanto se enteraron.

Algo me decía que Finnegan no me encerró por desconfianza, sino para evitar que entren.

— ¿Por qué cerraste la puerta con llave?

Pude ver una sonrisa en su rostro.

— ¿Intentaste salir? —preguntó.

—No, claro que no—fruncí el ceño—. Quería ver si había alguien, ¿por qué me encerraste? ¿A caso crees que rompería una promesa?

—Pregúntale a quien intentó abrir la puerta.

Auch.

Se me formó un nudo en la garganta. Me dio un golpe bajo. Mi cara. Desearía ver mi cara. Debe estar roja de furia.

—Pues—tragué duro—, gracias por creerme, amigo.

Él empezó a reírse por lo bajo, echando su cabeza hacia atrás.

—Era una broma—sonrió—. La cerré para que nadie entre.

Suspiré en mi cabeza. Algo me decía que era cierto, no sé si era la estúpida seguridad que les tenía a las personas o Finn realmente dijo la verdad.

Abrí la puerta mientras Finn la cerraba con llave.

— ¿Cómo rayos tienes eso? —fruncí la nariz, esperándolo. Él se guardó la llave en un bolsillo trasero.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora