Capítulo 30

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¡Hola a todos! Lamento no haber subido, se me había roto la computadora. ¡Pero aquí estamos devuelta!

Mañana es el cumpleaños deun familiar y, por obvios motivos, no subiré.

¡Nos leemos pronto!

Camila C.

Capítulo 30

Me recosté en mi cama, luego de un largo baño, mirando al techo. Suspiré.

¿Cómo me había metido en esto? ¿Cómo había mentido tanto? ¿Por qué lo seguía haciendo?

Pues, la repuesta es, en cierta manera, fácil; porque estaba bien. No, mentir no. La situación. El por qué hacerlo. La causa. ¿Dejaría que una persona culpable quede libre? No.

Tocaron la puerta de mi habitación, sacándome de mis pensamientos.

-Pase.

El rostro de mi papá apareció detrás de la puerta, haciéndome sentar en la cama.

-Hey, ¿quiéres venir al centro conmigo? -preguntó-, hace mucho no vienes y tal vez te gustaba la idea. Tengo que comprar algunas cosas.

-Claro-sonreí.

-Pero abrígate, hace frío.

Una vez que se fue, me levanté y tomé un suéter y una sudadera, me puse el capuchón y bajé las escaleras, encontrándome con mi papá, en camisa.

- ¿Tú no te vas a abrigar? -fruncí el ceño.

-No-abrió la puerta y salimos-, los lobos, mayormente, acostumbran a mantener el calor dentro de su cuerpo.

- ¿Cómo? -cada vez me sorprendía más de las cosas.

-Es como estar convertido, no tenemos frío, pero en cuerpo humano.

Y así se explicaba lo de Sally y su ropa nada protectora del frío.

- ¿Y yo no puedo hacerlo?

-Sí, todos, pero lleva práctica y gran energía-sonrió-. Además, no creo que sea bueno esforzar tanto a tu cuerpo de joven, se mantiene más.

Y así la charla, media hora más, hasta llegar al centro. Era un lugar grande que estaba rodeado de negocios en el bosque. Todo especial para lobos. Había bastante gente viendo vidrieras, comprando o simplemente caminando.

-Tengo que ir a comprar unas carpetas y unos focos, es en esta cuadra.

Miré la librería en frente de su negocio y luego lo miré a él. Hizo una mueca.

-No pensé en eso-murmuró.

-Es solo ver-sonreí-, no comprar. Tal vez vea algún libro de cocina, memorice el nombre y lo compre luego.

Mi padre fue a comprar sus cosas y yo a mirar las mías en la librería.

Me gustaba mucho cocinar. Siempre quise tener varios restaurantes, hubiese sido magnífico. Pero al mismo tiempo imposible. Sin embargo, soñar no cuesta nada, ¿cierto?

Entré a la librería, donde un olor, una música y un calor, me invadieron haciéndome sentir bien. Había unas diez personas dentro, más una chica de cabello castaño y lentes en el mostrador. Eso me hizo acordar a Finn. Él trabajaba en una librería, ¿seguirá trabajando allí?

Me acerqué a varias secciones, leyendo títulos hasta que uno me llamó la atención. La verdadera historia 2.

Hace unas semanas había encontrado el mismo título, salvo que era el primero. Y fue una pérdida de tiempo. Todas las páginas que leí hasta el final fueron historias que yo sabía desde pequeña. Lo que todos sabíamos. Y, además, sin autor. Pero, ¿qué más podría haber? No había más historia, nada. Tomé el libro y lo abrí en la primera página.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora