Capítulo 34

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¡Hola a todos! 

Vengo a decirles que estoy un poco decepcionada de mi misma. Una de las tantas cosas que quería hacer era terminar con esta historia en febrero, antes de marzo. Se los comenté. 

Y solo vengo a avisarles: que no la terminaré antes de marzo. 

Verán, falta poco para el final y toda la cosa, pero yo estoy por terminar mis vacaciones y por eso quería terminarla. Pero, la historia no terminará en febrero, estoy segura. 

Disfruten el capítulo. 

Los quiero, 

Camila C. 

Capítulo 34

A tres días de noche buena, y ya en vacaciones de fin de año, estaba recostada en mi cama. Y la cabeza me dolía. Y sí que lo hacía. Tocaron la puerta de mi habitación, mientras mi madre y Bella entraron con tres bolsas a la habitación. Me reincorporé, mirando a Bella.

— ¿No se suponía que estarías ayudando a tu madre para no sé qué? —pregunté.

—Ah, sí, te mentí—se sentó en la punta de la cama, y mi madre en la otra; alcé ambas cejas—. Lo siento, pero, fuimos de compras.

Las alcé aún más.

— ¿Sin mí?

—Ay, la celosita—murmuró mi madre, mientras rebuscaba algo en su bolso, se cansó y me miró—. Es porque te tenemos una sorpresa, fuimos a comprar los vestidos para la fiesta—sonó emocionada.

—Te recuerdo que no vamos a festejar mucho—aclaré—, haremos una especie de golpe.

El plan era buscar alguna prueba, algo que nos ayudase.

—Bueno, sigue siendo navidad—asintió Bella—, y tenemos que ir de gala con personas importantes.

Se paró y sacó un vestido de una de sus bolsas.

—Este—lo estiró para lo vea—es el tuyo.

Era simplemente hermoso, literalmente. De un color crema, un vestido largo hasta los pies, caía delicado y no parecía que tenía un trasero gordo, parecía acostumbrarse a mi figura sin ser apretado. En la parte de arriba, tenía un escote cruzado y delicado; no tenía mangas y con la mitad de la espalda descubierta. Y, por último, un listón marrón en la cintura.

—Wow, no sé que decir—murmuré.

—Que te encanta, el vestido más lindo de la historia—sonrió mi mamá.

— ¡Gracias! —reí—. Es hermoso, y sí, me encanta. Debió costar una fortuna…

—No tanto—Bella hizo una mueca—, estaba en rebaja…—mi madre tosió—. Oh, sí, una fortuna.

— ¿Y el de ustedes? —pregunté.

Mi madre sacó una pollera negra y larga hasta los pies, como mi vestido. También sacó una remera blanca de encaje.

—Parecerá un vestido—asintió ella.

—Sí, está hermoso—pensé unos segundos—. Nos moriremos de frío.

—No, pues, llevaremos algún abrigo.

Igual nos moriremos de frío.

Mi mejor amiga sacó otro vestido de la bolsa. Era de color azul oscuro, casi negro. Largo hasta los pies y suelto. Tenía un listón blanco y un escote en V hermoso.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora