CAPÍTULO 1

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Beige - Yoke Lore

Cuando aceptaron mi solicitud de una beca para estudiar todo un año en Atlanta, no me lo podía creer. Y sigo sin creérmelo, aunque esté en el mismísimo aeropuerto esperando a que mi maleta aparezca por la cinta transportadora de equipajes. Estoy muy nerviosa porque no sé lo que me va a esperar al otro lado de la puerta de salidas.

Intento localizar mi maleta y, cuando lo hago, está a punto de volver a dar la vuelta a la cinta, pero soy más rápida que ella y consigo alcanzarla. Con gran esfuerzo, la dejo en el suelo para subir el tirador y poder caminar hacia la salida.

Ahora esto es más real. Y estoy nerviosa.

Ya he hablado varias veces con la  familia con la que estaré viviendo pero no he podido ver a los que van a ser mis hermanos que, según tengo entendido serán dos, Hayden y Pearl. Son mellizos y tienen dieciséis años, afortunadamente, los mismos que yo. Aunque tuviesen más o menos años me daría igual, pero que tengan mi misma edad significa que compartirán más clases conmigo y tengo menos posibilidades de quedarme sola y comerme el almuerzo en los baños.

Para ya, Kim.
Has visto demasiadas películas americanas.

La idea de convivir con mellizos me emociona un poco. Bueno, muchísimo. ¿Se pelearán todo el rato como Samary y yo? ¿Sentirán el mismo dolor que el otro?
Espera, creo que eso era con los gemelos. Da igual, de todos modos estoy emocionada.

Molly y Hom, que serán mis tutores mientras esté aquí en Atlanta, me dijeron que mis hermanos se encargarán de guiarme por el instituto y hacer que salga un poco de casa. También dijeron que Pearl tiene muchas ganas de hacerlo porque no paraba de repetir que será cómo tener la hermana que nunca tuvo y tiene muchos planes para que hagamos juntas.

La parte mala de este viaje es que echaré de menos a mis padres y a mi hermana Sam. Pero esto también me ayudará para cuando tenga que dejar Inglaterra e ir a la universidad. Dejar atrás el lugar donde nací ha sido un poco duro porque nunca había salido de allí, pero ahora tengo que aprovechar esta oportunidad que me han dado.

Las puertas automáticas se abren delante de mí y de los pasajeros que me acompañan. Busco las caras con las que he estado hablando desde hace varios meses, pero me llama la atención una pancarta de color blanco con mi nombre en grande y mucha purpurina alrededor. Y cuando digo mucha, es mucha. Detrás de esta aparece la cara de una chica que supongo que es la de Pearl. Camino lo más rápido que me permite el peso de mi maleta hasta llegar a ella. No están Molly ni Hom.

–¡Kimberly!

Antes de que me dé cuenta, la pancarta cae al suelo y sus brazos me rodean. Le devuelvo el abrazo, aunque no tan fuerte como ella me lo está dando a mí.
Cuando se separa, me informa de que sus padres han ido a comprarme algo de picar a una máquina expendedora.

Me quito el otro casco de música de la oreja, pues del otro ya se encargó Pearl con el abrazo que me dio.

–¿Qué tal ha ido el vuelo?– al sonreír puedo ver sus dientes perfectamente alineados. Tiene el pelo rubio y de las puntas cuelgan unos preciosos tirabuzones. Me encantaría tener su pelo. El mío es de un común color castaño. Aburrido.

–Bastante bien, he dormido mucho así que no estoy muy cansada.–sonrío tímidamente.

–Pues menos mal que has dormido, porque te espera un largo día.-sonríe inocentemente mientras se gira, dejándome algo desconcertada.

¿Qué es eso de que me espera un largo día?

—¡Pero bueno, Kimberly! Ya has llegado.– Molly aparece y me rodea la cara con sus manos posando un sonoro beso en cada mejilla–. Qué bien tenerte por fin aquí. Teníamos muchas ganas de que llegaras.

Cuando Molly se aparta, Hom me da un abrazo y me tiende una bolsa.

–Hemos ido a comprarte algo de desayuno, supusimos que al llegar tendrías hambre. Íbamos a ir a la máquina expendedora, pero creímos que esto es una mejor forma de darte la bienvenida.

—Muchas gracias.–digo abriendo la bolsa para ver lo que han traído–. La verdad es que al ver estos bollos me rugen las tripas.

–Son de la mejor pastelería de Atlanta. Vimos que abrieron una en el aeropuerto.
Le doy un último mordisco al bollo y me chupo los dedos para eliminar la crema de ellos.

–Entiendo que sean los mejores de Atlanta, están buenísimos. ¿Queréis?–les tiendo la bolsa de papel para ofrecerles, pero niegan con la cabeza y Hom señala su otra mano que sujeta otra bolsa como la mía.

–Nosotros ya hemos desayunado, esos los ha comprado papá para el viaje.–informa Pearl.

–¡Pearl! Se suponía que tenía que ser una sorpresa.– Molly, apenada se dirige a mi y me explica que vamos a ir a la cabaña que tienen en Tennessee, pero que iremos al mediodía para que pueda prepararme un poco y descansar.

–¿Cuántos días pasaremos allí?

Empezamos a caminar hacia el aparcamiento del aeropuerto. Pearl insiste en ayudarme a llevar una maleta, así que la dejo.

–Dos semanas, volveremos justo dos días antes para empezar el instituto. Te lo pasarás muy bien. Haremos hogueras todas las noches.  Pearl, Hayden y tu podréis ir al lago.– explica Hom.

A esto lo llamo yo una bienvenida. Acción nada más aterrizar. Tengo muchas ganas de ir a esa cabaña y fundir nubes en una hoguera como en las pelis.

Pero... aquí falta algo. Mejor dicho, alguien.

–Por cierto, ¿Hayden dónde está?- tengo ganas de conocerlo y ponerle cara al fin.

–Está en casa.–responde Pearl–. Ayer llegó tarde de un viaje que hizo con el equipo de fútbol y lleva dormido desde entonces.

Nos montamos en el coche. Pearl y yo nos sentamos atrás mientras que Hom se sienta en el asiento del conductor y Molly se acomoda en el asiento del copiloto.

Llevamos más o menos cinco minutos en el coche con la cadena de pop en la radio de fondo. Me pongo a pensar y me doy cuenta de que todos los nervios que tenía se han esfumado, lo que es un gran alivio porque pensaba que no iba a poder salir ni una palabra de mi boca.

Cuando giro a cabeza hacia mi izquierda, veo a Pearl con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla. Sé que está durmiendo porque emite unos suaves ronquidos y su aliento hace empañar ligeramente el cristal del coche.

Giro mi cabeza al otro lado y contemplo las gotas de lluvia que se escurren y se juntan en una sola. Enciendo el móvil para ver la hora, pero todo el brillo me deslumbra en la cara, así que lo bajo un poco para no deslumbrar también a Pearl y despertarla. Son las ocho y media de la mañana, así que decido enviarles un mensaje a mis padres y a mi hermana por el grupo que tenemos diciéndoles que he llegado bien.

Seguramente estén comiendo y tarden un rato en contestar, así que, aprovecho lo que queda de camino para descansar.








AHHHHHHHHH

¡Estoy súper emocionada de poder compartir esta historia con vosotrxs!

Es una historia que empecé a escribir hace casi dos años y a la que ya puedo dar casi por finalizada. No es una historia del otro mundo, y seguramente, después de corregirla varias veces, siga teniendo fallos, pero espero que os guste, os entretenga y que la disfruteis tanto como yo escribiéndola.

<3333333

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora