Riptide - Vance Joy
–¿Ves algo? –me pregunta Hayden, yo niego ligeramente con la cabeza– ¿Segura?
–No, la verdad es que no estoy segura de si quiero fiarme de ti. Ni de nadie de vosotros.
–No es para tanto. Lo de taparos los ojos es solo para darle más emoción al asunto.–dice Danny pasando por mi lado.
Después de caminar durante unos minutos por lo que creo que es un sendero cogida de la mano de Hayden, guiándome para no comerme el suelo, por fin llegamos a nuestro destino final. Pearl y yo no esperábamos que tuviésemos que ponernos unas vendas, y la verdad es que no confío mucho en lo que tienen pensado los chicos. No tengo ni idea de lo que tienen planeado, solo sé que estamos en una especie de parque natural, pero creo que estamos prácticamente solos ya que no he oído a casi nadie durante el camino andando.
–Tranquila, Kim. Si nos hacen pasarlo mal por fin podré poner en práctica esas clases de judo a las que fui en primero.–me anima Pearl.
–Sí, claro, como se te daba tan bien.–se burla Hayden.
–¿Podemos acabar ya con esta tortura?–lloriqueo.
–Está bien. Mirad, os vamos a poner esto, es por vuestra seguridad.
–Danny, ¿nos estás tomando el pelo? ¿Eres consciente de que tenemos los ojos tapados?–digo recalcando la última palabra.–¿Y cómo que por nuestra seguridad?
–Tío, ¿eres tonto o qué te pasa?–todos oímos la colleja que le propina Dereck a Danny.
–Lo siento, lo siento. Se me había olvidado. Pero tranquilas que vuestra vida no corre
peligro.
No le puedo ver, pero estoy segura de que se está masajeando la nuca, indignado.
–¿Os vais a deshacer de nosotras? ¿Es eso? ¿Nos vais a tirar por un barranco?
–Pearl, creo que estás exagerando.–le susurro, aunque todos me oyen perfectamente.
–No os va a pasar nada. Solo necesitamos que pongáis de vuestra parte para poneros unos complementos para nuestra aventura.– habla Dexter.
–¿Complementos? ¿Qué clase de complementos?–digo.
–En nada los verás.
Con ayuda de uno de los chicos, consigo ponerme ese complemento, como lo llaman ellos. Tiene que ser algo parecido a un cinturón, ya que me lo han ajustado demasiado apretado.
–¿Vosotros también haréis lo que sea que vayamos a hacer nosotras ¿verdad?
–Claro que sí, hermanita. Esto va a ser una experiencia increíble. No nos la perderíamos por nada en el mundo.
–Ya es nuestro turno.–anuncia Danny demasiado emocionado.
–Sea lo que sea, yo no quiero ser la primera, Kim.
–Yo tampoco, ni siquiera sé porqué acepté hacer esto. –me lamento.
Alguien me coje de los hombros y me mueve unos pasos mas hacia delante. Segundos después alguien se acerca a mí para comprobar que mi cinturón esté bien ajustado y después noto que enganchan algo a mi cinturón. Y aquí es cuando me empiezo a poner nerviosa de verdad.
Unos dedos me rozan la frente para quitarme por fin el pañuelo que me tapaba los ojos.
Lo primero que hago es mirar hacia abajo, y veo que lo que tengo puesto es un arnés.
Vuelvo la vista enfrente y me encuentro con Hayden.
–¿Para qué se supone que llevo esto encima?–señalo el arnés.
–Girate lentamente, y tranquila.
Hago lo que dice con miedo. Mantengo mis ojos clavados a los suyos mientras giro mi cuerpo hasta que tengo que tengo que girar también la cabeza. Todo a mi alrededor es verde. Estoy rodeada de árboles, de naturaleza, y me fascina. Pero cuando miro hacia abajo y veo todos los metros que deben de haber desde aquí, me doy cuenta de qué estoy haciendo aquí.
–No pensarás que me voy a tirar por aquí, ¿verdad?–me giro bruscamente hacia Hayden.
–Claro que no. Nos vamos a tirar todos. No tienes de qué preocuparte, es totalmente seguro.–dice tranquilamente.
–Hayden, no me voy a tirar. Ni lo sueñes. ¿Sabes cuántas probabilidades hay de que esto no aguante y me caiga al vacío?–señalo el arnés que llevo puesto, exclamando.
–Muy pocas, no te va a pasar nada.–intenta tranquilizarme sujetándome de los hombros y masajeándolos suavemente.–¿Confías en mí?
–No. –al decirlo, veo algo de decepción reflejada en sus ojos. –Bueno, supongo que si estoy aquí es porque un poco sí.
–Entonces créeme e intenta relajarte. Al principio impacta, pero cuando estés ahí abajo, flotando sobre el suelo, sentirás que ha merecido la pena.
–Hablas como ya hubieras hecho esto antes.
–Pues claro, por eso tienes que fiarte de mí. Estoy vivo, ¿no?
–No sé...–bromeo.
–¿No lo sabes? ¿Y qué te dicen mis besos?–susurra acercándose a mí.
–¿Me puedo tirar ya?–nerviosa, señalo el fondo del bosque y Hayden se ríe a carcajadas limpias.
–¿Estás lista? –me pregunta.
–No, pero acabemos con esto cuanto antes.
Él asiente, se dirige hacia un señor bastante corpulento y me señala. Segundos después, me encuentro al borde de la plataforma, a punto de saltar al vacío. Me giro un poco para encontrarme a Pearl, que ya tiene los ojos destapados. Ella también me mira y susurra:
–Vamos a morir.
Y yo no puedo evitar soltar una pequeña y casi silenciosa carcajada. Después de escuchar todas las indicaciones del instructor, empieza a contar hasta tres.
–Uno...Dos...–giro ligeramente la cabeza a mi derecha, donde se encuentran Hayden y los gemelos, levantando los pulgares hacia arriba, animándome.–...TRES.
Giro la cabeza de golpe, inspiro hondo y sin pensármelo demasiado, antes de cambiar de opinión y arrepentirme de esto, dejo de tocar nada con los pies y lo único que siento es mi cuerpo caer en picado, acompañado con una sensación de adrenalina y vértigo. En cuestión de segundos, la cuerda hace tensión, haciéndome rebotar varias veces. Lo único que puedo hacer es contemplar todo el paisaje que hay a pocos metros de mis pies.
– Qué ¿te has aburrido mucho ahí abajo?–inquiere Hayden apartando la vista de la carretera para posarla en mi unos segundos.
–Debería preguntarte lo mismo. ¿No decías que ya lo habías hecho antes? Tú hermana no dice lo mismo.
–Cómo si no querías que te convenciese de tirarte por ese puente. Me diste la idea tu
misma. Pero lo importante es que estás viva.
–Cuando se lo cuente a mi padre no se lo creerá.
Hace una rato que comenzamos el camino de vuelta a casa. Pearl va en la parte de atrás del coche; nada más montarse se quedó dormida. Los demás van en el coche de Danny.
–Necesito una cosa.
–Sorpréndeme.
–Admite que ha sido lo mejor que has hecho en tu vida.–dice entusiasmado
–De las mejores experiencias que he vivido, lo admito. Pero no voy a volver a dejar que me hagas algo así. Lo próximo será drogarme para subirme a un abono y tirarme en paracaídas.
–Tienes mucha imaginación.–ríe negando con la cabeza.
El resto del viaje lo pasamos peleándonos por qué tiene el control de la radio. Como los dos somos igual de cabezotas, terminamos apagando la radio.
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Tal Vez Nosotros
Teen FictionKimberley tiene diecisiete años y una beca para estudiar durante todo un año en Atlanta. Entre todas las experiencias que vivirá, estará su primer amor. Un amor casi imposible. ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que se ha enamorado y que ya no pued...