This Love - Camila Cabello
Pearl me escribió hace unos minutos para avisarme de que está llegando a casa.
Dejé el libro que estaba leyendo y entre al cuarto de Pearl con Casper siguiéndome por detrás.Ahora estamos tumbados en la cama. Él acurrucado en una esquina y yo estirada sobre la cama mirando al techo. Me paso así unos minutos hasta que la puerta se abre bruscamente y aparece una Pearl malhumorada.
Me incorporo y Casper levanta su cabecita y mueve la cola de un lado a otro, contento de verla.—¿Qué tal ha ido la competición?
—Segundas. –suspira sentándose a mi lado con Casper entre sus brazos.
—Pero eso está genial, Pearl. Pasáis a las finales, deberías de estar contenta.
—Y lo estoy.–dice cabizbaja, mirando a la bolita peluda que está encima suya.
—Pearl, mírame.Silencio.
—Sea lo que sea, puedes contármelo.
Levanta la cabeza para mirarme. Sus ojos están llorosos y algo rojos. Seguramente haya llorando antes de llegar a casa.
Al mismo tiempo que una lágrima cae por su mejilla, se lanza a mi y me rodea fuerte con sus brazos, abrazándome. Como el primer día, en el aeropuerto, solo que esta vez sus emociones y motivos son totalmente distintos.No sé qué es lo que le pasa, pero nunca antes había visto a Pearl tan triste. Siempre está contenta y alegre, con una sonrisa en la cara. Es de esas personas que solo con su presencia anima a todo el mundo, y no es consciente de lo que consigue sin saberlo.
Me gustaría que pudiese sentirse cómoda ahora mismo, que se olvide de lo que sea que esté rondando por su cabeza. Aunque sea por un rato. Así que decido compartir con ella el único sitio que me ha ayudado a conseguirlo cuando lo he necesitado.Apenas quince minutos después, estamos sentadas en mi café favorito, esperando a que nos traigan lo que tomaremos.
Pearl se ha pedido una infusión de naranja y canela (no sé qué clase de manía tienen estos hermanos con la canela) y yo un café con caramelo. Para compartir, también hemos pedido un trozo de tarta de queso con arándanos.
Desde que salimos de casa, Pearl no ha dicho ni una sola palabra. Hemos hecho el camino hasta aquí en completo silencio, y yo no he querido romperlo porque creo que mi amiga necesitaba organizar sus ideas y pensamientos, calmarse.
O por lo menos, si yo estuviese en su lugar, sí lo necesitaría.Cuando la camarera llega con nuestro pedido, decido acabar con este silencio.
—¿Conocías este sitio? –pregunto soplando un poco mi café antes de llevármelo a los labios.
—Es la primera vez que vengo. No sabía que había un sitio así cerca de casa. ¿Cómo lo encontraste? –pregunta, curiosa.
—Fui a dar una vuelta por el barrio antes del partido de homecoming. Me llamó la atención, es bastante original.–me encojo de hombros y parto un trozo de tarta con mi cucharilla.
—¿Has venido más veces desde entonces?
—Un par más. Una vez traje a Chloe. A ella también le gustan los libros y todo este rollo, y pensé que le encantaría este sitio.–sonrío –. Y la última vez que vine, lo hice sola. Necesitaba despejarme un poco y este lugar fue el primero que se me paso por la cabeza. Por eso te he traído. Quizás a ti también te ayude.Pasan unos segundos en lo que ninguna de las dos dice nada más. Pearl se limita a remover su té con la cucharilla hasta que levanta la mirada.
—Gracias, Kim.
—No es nada.–le quito importancia con la mano.Yo también me siento bien cuando alguien ve que estoy mal e intenta ayudarme y hacerme sentir mejor, sin presionarme. Me siento querida y algo importante. Todos necesitamos un poco de atención de vez en cuando.
—Sé que ahora mismo lo último que quieres es hablar del tema. Pero quiero que sepas que si en algún momento quieres quitarte el peso de encima, puedes acudir a mi. Sea lo que sea.
—Lo haré.–responde con una pequeña sonrisa.Pasamos el resto de la tarde hablando de miles de cosas distintas, hasta que recibo una llamada de Hayden para saber dónde estamos e informarnos que la cena estará lista en unos minutos.
Pearl frunce el ceño cuando termino la llamada de su hermano.
—No te ofendas, Kim, pero, ¿porqué te llama a ti y no a mi?
Suelto una pequeña carcajada que acabo contagiándole.
—Lo digo enserio.–dice sonriendo como hace siempre, y buscando mi mirada–. Últimamente estáis un poco raros entre vosotros. Pero no raros en plan mal...no, raros en plan bien. Muuuy bien.
No voy a mentir. Estoy nerviosa. ¿Cómo se supone que tengo que reaccionar a esto?
Es decir, Hayden y yo no hemos hablado de mantener nuestro tonteo en secreto, aunque siempre tenemos cuidado de que nadie nos vea ni que den cuenta de nada (no ha funcionado muy bien, al parecer).
Yo no tendría ningún problema en admitir lo que sea que está pasando entre nosotros. Pero no sé si él piensa igual.—¿Qué me estás queriendo decir?
Me analiza con la mirada unos cuantos segundo, luego aparta sus ojos de los míos y se termina el té de un sorbo.
—Es igual, olvida lo que te he dicho.–se levanta de la silla terminándose el resto de su té de golpe–. Vamos, si llegamos tarde mi madre es capaz de hacernos limpiar los platos. No le puedo hacer eso a mi manicura.
Suelto un risita y me termino lo que queda de tarta.
—Gracias por esto, lo necesitaba.–dice una vez estamos fuera del local y respiramos aire fresco.
—Ahora ya sabes dónde ir si necesitas espacio. Te presto mi refugio.–bromeo chocando mi hombro con el suyo.Al final decido no sacarle el tema de Hayden. Es evidente que ya sospecha algo, pero sinceramente, no me quiero enfrentar a esto sola. Puede que esté exagerando, sí. Pero no pienso pasar por esa situación si no es con Hayden al lado.
Si yo caigo, el también.
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Tal Vez Nosotros
Teen FictionKimberley tiene diecisiete años y una beca para estudiar durante todo un año en Atlanta. Entre todas las experiencias que vivirá, estará su primer amor. Un amor casi imposible. ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que se ha enamorado y que ya no pued...